La regulación del sector provocaría la desaparición de "muchas oficinas en las que hay un señor sin ningún tipo de conocimientos, que usa modelos de contratos y no sabe salir de ellos, afirma Carlos Arjona, gerente de la Inmobiliaria Fernández, un abogado de profesión que ya operaba en el sector antes de la liberalización. Se trata de una práctica que ha provocado un deterioro en la imagen de las agencias inmobiliarias. Comparte la necesidad de crear una norma aunque reconoce la dificultad que supone poner de acuerdo al sector, como demuestra que hasta el momento "nadie se haya atrevido a hacerlo".

Asegura además que esta medida redundaría en una bajada de los precios de las viviendas, que han sufrido un importante alza debido a que "durante el ´boom´ inmobiliario ha habido señores que vivían gracias a dos o tres operaciones al año porque metían cuatro o cinco millones (de pesetas) de más y la gente picaba".