El caso del jacinto de agua --o camalote-- es la punta del iceberg. Como advierte José Luis Pérez Bote, profesor de Zoología de la Universidad de Extremadura (Uex), hay muchas más especies invasoras que ya se han asentado en la región, que provocan daños mucho mayores en el ecosistema extremeño y que, sin embargo, no han despertado tanto interés social ni administrativo.

Para Pérez Bote, ríos, arroyos, canales y humedales son los hábitats más amenazados por la llegada de especies exóticas desde otros puntos del planeta. Animales y plantas que en la mayoría de las ocasiones no despiertan ninguna sospecha y que han conseguido que su negativo impacto sobre el medio donde viven pase desapercibido. Es el caso, por ejemplo, del cangrejo rojo americano, exportado de México y Estados Unidos para su producción en granja, ya totalmente asentado en los espacios fluviales de la región, y que puede desestructurar la red trófica de su hábitat y constituye una amenaza para la preservación del cangrejo de río autóctono.

También entran en esta categoría de riesgo especies como la carpa, el black-bass o los peces-gato, muy apreciadas, por ejemplo, en la pesca deportiva. Y están incrementando su presencia en los ríos de la región otras como el siluro o el lucio, grandes depredadores que atacan a especies nativas extremeñas. "Algunos peces pequeños, como las pardillas o los calandinos, prácticamente han desaparecido por culpa de estos invasores", apunta Pérez Bote, que lamenta la falta de implicación de las administraciones para combatir estas otras plagas. "El problema es que como los efectos están bajo el agua y no se ven, nadie hace nada", agrega.

Según un informe realizado por el Centro de Estudios Sociológicos (CES) de Cantabria a partir de datos del Ministerio de Medio Ambiente, Rural y Marino, Extremadura está entre las comunidades autónomas con un mayor grado de especies exóticas en sus ríos y pantanos. Concretamente el 30% de los peces de la región no son autóctonas, un porcentaje que solo se supera en Aragón (32%), La Rioja, Murcia (con 33% cada una) y Madrid (40%).

En esta lista también entra la gambusia, cuyas poblaciones se asocian a un incremento de mosquitos y a la desaparición de macroinvertebrados; el galápago de Florida, la almeja asiática o la lucioperca, entre otros.

Las causas

"Aunque estas introducciones se vienen produciendo históricamente, es en las dos últimas décadas cuando se han disparado debido al fomento del comercio, que supone el transporte de mercancías desde países lejanos; la autorización de la cría de especies exóticas en nuestro país; la utilización de muchas de estas especies como si de mascotas se tratasen; y la falta de control de determinadas actividades como la pesca del siluro", explican desde Ecologistas en Acción.

El mejillón cebra es, junto al camalote, una de las especies invasoras contra la que mayores esfuerzos y fondos se están invirtiendo en España. Su impacto sobre el ecosistema es "muy elevado", según el Ministerio de Medio Ambiente. Entre sus consecuencias están el desplazamiento de bivalvos autóctonos y el deterioro de la calidad del agua. Pero sobre todo, genera importantes daños económicos, dado que coloniza, obstruye y tapona todo tipo de conducciones hidráulicas: desde turbinas a desagües, pasando por canales, tuberías y acequias. La Confederación Hidrográfica del Tajo realiza controles a lo largo del año para detectar precozmente su posible aparición. De momento no se han encontrado larvas, aunque esto no implica que "se pueda concluir que no existan poblaciones", advierten en este organismo. Esta especie tampoco se encuentra presente en el Guadiana, según aseguran en su confederación.

Al margen de especies acuáticas, otro tipo de animales y plantas también entran en la clasificación de invasoras. Entre ellas, de acuerdo con la información que maneja el Grupo Especialista en Invasiones Biológicas, destacan la mimosa plateada o acacia francesa, el pino resinero, el visón americano o la uña de león.