La Vivienda de Protección Oficial (VPO) está a un paso de convertirse en una especie en peligro de extinción en la región. Según datos del Boletín Estadístico de la Construcción en Extremadura, que publica la Consejería de Fomento, el número de viviendas protegidas --las que tienen un precio final fijado por la Administración y que se destinan a compradores con rentas bajas-- que se terminaron en el 2003 fue de 1.071. Esta cifra supone un descenso del 50% en un año.

A juicio de los expertos, el principal motivo que explica este descenso es el incremento del precio del suelo y del resto de costes de construcción que, unido a que el precio final de la vivienda está fijado, hacen que "no sea interesante hacer VPO". Así lo considera Juan Antonio Salgado, presidente de la Asociación de Promotores Inmobiliarios de la Provincia de Cáceres.

La VPO ha pasado de representar el 26% de las viviendas de nueva construcción que salieron al mercado en Extremadura en 1998 a sólo el 10% en el 2003. Hay tres tipos de vivienda protegida: la de régimen general, que es la que tiene un precio inferior; la de promoción pública, de coste final más bajo e impulsada por la Administración; y la de régimen especial.

´LEY DEL KILOMETRO´ En opinión de Salgado, lo que ha impedido que el descenso de la VPO en Extremadura fuera más acusado en los últimos años ha sido el impacto de la Ley del Kilómetro , derogada en el 2002, y que ha permitido poner con agilidad suelo rústico asequible a disposición de los promotores extremeños. Casi tres de cada cuatro VPO construidas en Extremadura en los últimos años son de régimen especial y el 90% de ellas estaban al amparo de la citada ley. "La única forma de hacer VPO es con suelo barato".

Los promotores encontraron en Ley del Kilómetro un "filón" para hacer VPO, el cual se ha terminado, lo que se empezó a notar en la estadística del 2003. Entre 1998 y el 2002 el número de viviendas protegidas terminadas siempre superó las 2.100 unidades anuales. El resto hasta 9.000 anuales son viviendas de renta libre, en las que la oferta y la demanda juegan sin cortapisas.

Al incremento del precio del suelo se ha unido también el del resto de factores (construcción, notarías, registros...), lo que ha hecho a las promotoras huir en estampida de la VPO. La reducción de la oferta de viviendas baratas ha trasladado mayor demanda a las de renta libre, lo que ha elevado su precio.

A pesar de tener menos recursos, el cliente potencial de una VPO se ha podido comprar una vivienda de renta libre debido principalmente al descenso de los tipos de interés y a la ampliación del plazo de amortización de los préstamos.

Estas dos circunstancias permiten al comprador poder pedir más dinero a entidades financieras que hace unos años, pagando menos al mes y devolviéndolo más tarde.