Los grupos cooperativos de Extremadura facturaron el año pasado, por primera vez, más de 600 millones de euros (100.000 millones de pesetas), según los datos aportados ayer por el presidente de la Junta, Juan Carlos Rodríguez Ibarra. De esta forma, Ibarra destacó el crecimiento de un sector que en 1993 facturaba 174,3 millones de euros y en 1997 alcanzó los 384,65 millones. Desde esa fecha, en sólo cinco años, casi han duplicado su volumen de negocio.

Para el presidente regional esto es un ejemplo más de cómo ha afrontado la agricultura regional las crisis más recientes, como la entrada en el Mercado Común, la reforma de la PAC de 1992, la Agenda 2000 y, ahora, la reforma intermedia de la PAC. "En estas tres reformas nos íbamos a ahogar y hemos salido nadando todavía mejor", apuntó Rodríguez Ibarra.

En este sentido, dejó claro que presentará "combate" a la "peligrosa" reforma de la Política Agraria Común impulsada por el comisario Franz Fischler, que, en su opinión, incentiva de forma clara el abandono de la actividad agroganadera.

POSIBLES VENTAJAS

Sin embargo, está convencido de que "no podemos llorar por las esquinas", sino que la agricultura extremeña debe "aprovechar esta reforma" en varios aspectos que pueden beneficiar a la región. En concreto, el presidente se refirió al mayor respeto al medio ambiente; un mayor bienestar durante la vida de los animales; la apuesta por la seguridad alimentaria; y "que el que venda calidad es el que triunfa".

A su juicio, una de las posibles soluciones es la unir a los pequeños productores de la comunidad autónoma para crear grandes empresas que puedan tener una única voz ante las industrias para así evitar conflictos como el de "la broma" del precio del tomate.