Hace once meses, en noviembre del 2007, el barril de petróleo se colocaba en el entorno de los 93 dólares, siguiendo una escalada que había arrancado meses antes. De inmediato, esta subida se trasladó al surtidor, y en Extremadura la gasolina de 95 octanos se pagó de media a 1,07 euros por litro, mientras el gasóleo costaba a 1,03 euros el litro, rebasándose la barrera del euro por litro, que parecía tiempo atrás inalcanzable.

Ahora la situación se ha invertido, y el petróleo, tras sucesivas bajadas, ha vuelto a colocarse en torno a 93 dólares por barril de media mensual (llegó a estar a 88 dólares días atrás y ayer repuntó a 97, lo que no tardará en notarse en el surtidor). Sin embargo, las gasolinas y gasóleos no han seguido la misma senda.

En vez de pagarse al mismo precio que hace un año cuestan respectivamente un 9% y un 14% más que en noviembre del 2007. Esto supone que para llenar un depósito se están pagando ahora siete euros más --si el coche es de gasolina-- y once euros más --si es de gasóleo-- que cuando el crudo costaba lo mismo.

La diferencia es aún mayor si se toma el precio sin impuestos de los carburantes. En este caso, la gasolina costaba por litro 52,5 céntimos en diciembre pasado, y ahora cuesta 61,2 céntimos, esto es, un 17% más. En cuanto al gasóleo, ha pasado de 59,3 céntimos a 71,2 céntimos, con lo que el incremento --a igualdad de precio del petróleo-- es del 20%.

MAXIMOS HISTORICOS Pero la situación es todavía más llamativa si se analiza lo sucedido desde que el petróleo alcanzó su pico de encarecimiento, el 14 de julio pasado, cuando el barril se puso en 145,49 dólares. Al día siguiente, la gasolina de 95 subió hasta los 1,27 euros por litro, y el gasóleo hasta los 1,32 euros.

Desde ese día hasta ayer, el precio del barril ha caído un 36%. Sin embargo, el descenso del precio de la gasolina ha sido inferior al 8% y el del gasóleo del 11%, porcentajes muy lejanos al descenso del crudo, y más si se tiene en cuenta que estas caídas del petróleo no han sido bruscas, sino fruto de una tendencia.

La justificación habitual de las petroleras es que los descensos del precio del crudo no se refieren al que se está pagando en esos momentos, sino al que se compra a futuro, es decir, para dentro de entre uno y tres meses. Sin embargo, este razonamiento parece no aplicarse cuando la situación es la contraria: si el crudo sube, tampoco sube el que se está pagando en ese momento, sino que la subida se aplica al que se comprará semanas después, pero la subida sí se aplica de inmediato.

BENEFICIARIOS Es evidente que esta situación beneficia a las petroleras-distribuidoras, y más si se tiene en cuenta que la mayoría de gasolineras (alrededor del 90%) son en la práctica comisionistas, es decir, el gasolinero obtiene el mismo margen por litro sea cual sea el precio de venta, con lo que un mayor precio significa iguales ingresos para él pero más para las petroleras.

No son, sin embargo, los únicos beneficiarios. El otro es la Hacienda púbica. Dado que uno de los impuestos que soportan los carburantes es el IVA, que se aplica en porcentaje sobre la suma del precio sin impuestos y el impuesto especial, a mayor precio, más recaudación por IVA. Así, con los precios de noviembre del 2007, el IVA por litro de gasolina sería de 17 céntimos, y con los actuales sumaría 1,7 céntimos más. El consumo de gasolina en España ronda las 520.000 toneladas por mes, es decir, a los precios de ahora el ingreso mensual por IVA en este carburante se incrementaría en casi nueve millones, y sería de casi 1.200 millones por año.

En el caso del gasóleo, el IVA extra sería de 60 millones por mes, y la recaudación anual sumaría 4.500 millones.