Llantos, nerviosismo y dolor. Una abuela, una madre y dos hijos. Todos miembros de una misma familia viajaban en el interior del tren. Residen en Cáceres y ayer los cuatro tomaron rumbo a Mérida sin esperar una tragedia similar. "Nos hemos enterado por la televisión", dice llorando una familiar. Su angustia en el hospital San Pedro de Alcántara de Cáceres adonde fueron trasladados los cuatro era comprensible. La abuela, de 64 años, sufrió una contusión torácica y anoche continuaba ingresaba; la madre, María José Merino, de 39 años, heridas en una pierna, pero sus dos hijos tuvieron menos suerte.

El mayor, de siete años, continúa hospitalizado pero estable con una fractura en la mandíbula; el pequeño, de solo tres años, se llevó lo peor. Fue intervenido de urgencia ayer de un trauma abdominal y trasladado a Salamanca para permanecer en una UCI pediátrica. Al parecer los médicos tuvieron que extirparle el bazo y sufre lesiones en el hígado. Su padre, que se trasladó rápidamente al hospital cacereño, recibía atención médica mientras se sucedía la operación y el resto de familiares no paraban de llegar. "Jamás esperábamos algo así".

El pequeño de siete años también podría ser trasladado a Salamanca "para que la familia permanezca unida". Además de estos cuatro heridos, otra joven abandonó el hospital de Cáceres a las pocas horas del siniestro. En el de Mérida hicieron lo mismo dos hombres de 25 y 54 años y dos mujeres de 24 y 42, mientras el conductor del tren, de 53 años, sigue hospitalizado.