Metódico, ordenado, intuitivo y autodidacta. Así se define Ricardo Leal Cordobés (15-10-1955, Jerez de los Caballeros), propietario de Cristian Lay --la principal empresa de venta de moda por catálogo de España--, que esta semana consuma su escalada en el capital de DC Gas Extremadura hasta convertirse en principal accionista, junto a Endesa, del grupo que distribuye en exclusiva el gas natural a los hogares de la comunidad extremeña.

Si hubiera nacido en la capital de Estados Unidos, a buen seguro que aparecería en el Washington Post como el prototipo del self made man (hombre hecho a sí mismo). Pero vio la luz en Jerez y su carácter humilde, reacio al boato y a los focos, le hace un desconocido para la mayoría de los extremeños, pese a ser uno de los tres principales empresarios de la región. Su universidad fue la tienda jerezana de joyería en la que trabajó, primero como dependiente y con posterioridad como propietario en la década de los setenta. Allí aprendió desde contabilidad hasta psicología.

DE LA MODA AL CARTON

Un cuarto de siglo después de iniciar su andadura empresarial, las empresas de Leal facturan unos 90 millones de euros anuales (15.000 millones de pesetas), emplean a más de 700 personas de forma directa y cuentan con una legión de colaboradores --la mayoría mujeres-- para comercializar desde moda a complementos, pasando por cosmética y marroquinería a través del millón y medio de catálogos de la compañía. Al margen del negocio básico, Ricardo Leal arrancó la principal industria de cartonajes de la región, Ondupack, como accionista mayoritario y también participó desde el principio en la empresa DC Gas Extremadura, líder de un sector estratégico del que se convierte en socio de referencia.

Pero no todo ha ido sobre ruedas en la vida de Leal hasta crear este emporio. Ricardo fue el mayor de tres hermanos de una familia modesta de Jerez a la que no le sobraba una perra gorda. Estudió bachillerato hasta cuarto y a los 14 años dejó las aulas para trabajar de aprendiz en una relojería, mientras su padre abandonaba el trabajo en el campo para currar de albañil, oficio que en la época reportaba más ingresos.

LA ´MUNDOLOGIA´

En esa joyería aprendió mundología antes de hacer mili. Tras el servicio militar, decidió establecerse por su cuenta ya que el riesgo siempre fue una de las constantes de su personalidad. Para ese pequeño negocio tuvo que emplear las 250.000 pesetas que tenía ahorradas, pedir algo de dinero a su padre y endeudarse hasta las cejas con los bancos.

Desde ese primer paso emprendedor hasta la actualidad, la historia es conocida y está plagada de trabajo, decepciones y alegrías.

En el plano personal, Ricardo Leal es padre de cuatro hijos varones, tres de su segunda mujer, y uno de la primera, que ya tiene 23 años. Obviamente, ya no conduce el Seiscientos de quinta mano que se compró al poco de cumplir los 18. Se mueve por medio mundo entre aviones y coches último modelo para controlar el día a día de la expansión de sus empresas por América Latina y Europa.

Con el paso de los años, va dedicando más tiempo a su familia y amigos y a su vuelta a los orígenes, al campo, a la cría de ganado, a la curación de jamones, a la elaboración de vino y a la recogida de espárragos trigueros a primera hora de la mañana.