La decisión del Gobierno francés que dirige Jean-Pierre Raffarin de que las banderas ondearan ayer a media asta ha causado cierta polémica en el país, que casualmente este año conmemora el centenario de la ley de la separación entre el Estado y la religión.

El senador socialista Jean-Luc Mélenchon reclamó a las autoridades francesas que demuestren un "laicismo sin sombras, sin medias tintas".