Parece haber acuerdo en que la situación es preocupante, y también en que para solucionarla hacen falta más medios y más implicación social, pero ahí se estanca la cuestión.

Sobre el primer asunto, el diagnóstico, a lo más que se llega es a una guerra de cifras. Desde la Administración educativa se habla de un fracaso de en torno al 30% o 36% --lo que de por sí significa un porcentaje muy elevado--, mientras que otras fuentes elevan el porcentaje --al sumar los alumnos que no obtienen el título de ESO a los que abandonan-- hasta el 47%, lo que ya no sería preocupante, sino aterrador.

Como dato más reciente, otro que incide en el mismo panorama: en la prueba extraordinaria de junio, celebrada por vez primera al final del curso pasado, el porcentaje de escolares que consiguieron pasar curso se situó entre el 8% y el 17%, según las fuentes.

Respecto a las soluciones, hay acuerdo en la teoría: más. Más medios materiales, más medios humanos, más implicación de los padres, más motivación de los profesores... Ahora es cuestión de traducir esos más en medidas concretas.

En este sentido, un decálogo elaborado por expertos marca algunas líneas. Una de ellas sería una aumento general del gasto por alumno, especialmente destinado a aquellos centros que escolarizan niños con mayor riesgo de fracaso.

Asimismo, se propone bajar la ratio de alumnos por profesor, y desdoblar los grupos cuando se impartan asignaturas como lengua o matemáticas. Una tercera medida sería la cooperación activa de los padres, que se uniría a la cuarta: que éstos dediquen quince minutos al día a leer con sus hijos.

Además, se pide que los alumnos de Primaria con dificultades tengan en el centro tres horas de estudio semanales que incidan en lectura, escritura y matemáticas, y que todos dediquen entre una y dos horas a leer.

Conectar los contenidos a la experiencia de los alumnos, realizar programas de diversificación en función de las motivaciones del alumnado, adaptar y reforzar la enseñanza antes que obligar a repetir, y formar al profesorado, completan el decálogo.

Seguir los ejemplos

Según indicó el presidente de Freapa, Rafael Delgado, algunas de estas medidas ya se están aplicando, con éxito, en regiones como País Vasco o Navarra, que son las que ofrecen menores tasas de fracaso, entre el 14% y el 18%.

Así, Delgado aludió a la necesidad de que asignaturas como lengua, matemáticas y lengua extranjera se impartan en grupos reducidos, "lo que ya de por sí implica un mayor gasto por alumno, porque sería necesario ampliar la plantilla de profesores".

De igual modo, comentó que, si se mantiene la prueba extraordinaria en ESO, debería hacerse "como en el País Vasco", a mediados de julio, para que el alumno tuviese tiempo de prepararla sin perder el contacto con el profesor.

De otro lado, el representante de los padres abogó por potenciar la formación de los profesores, "y por la parte que nos toca", facilitar a los padres normas para que puedan ayudar a sus hijos, "no a resolver problemas, sino a organizar su tiempo en casa y a disponer de un lugar de trabajo adecuado en el hogar".