De profundas convicciones socialistas, Leonor Martínez-Pereda Soto (Badajoz 5-12-1967) afronta su flamante cargo de consejera de Fomento con la misma seguridad en sí misma que ha demostrado en todas las facetas profesionales y personales de su vida. Joven, preparada intelectualmente y llena de una ilusión contagiosa, se embarca desde ayer, y de lleno, en el gabinete de Rodríguez Ibarra con el convencimiento de que la España de Zapatero será amiga-cómplice de Extremadura y hará realidad sus planes de vivienda y de grandes obras de infraestructura, incluida, como no, la Autovía de la Plata.

Nació en el seno de una familia socialista; su padre, ginecólogo, es el presidente del Partido Socialista de Badajoz, su hermano Matías es director general de Urbanismo de la Junta de Extremadura y su madre, Agustina, realizó estudios de Medicina, pero es ama de casa. Leonor es la menor y única mujer de cuatro hermanos. Desde pequeña ya apuntaba modales reivindicativos: jamás pidió una muñeca a los Reyes porque prefería tener los mismos juguetes que sus hermanos. En Las Josefinas, el colegio de monjas donde estudió, la conocían como la defensora del pueblo y cuando terminó COU decidió estudiar Derecho porque quería dedicarse a la política para llevar a la práctica las claves fundamentales de su ideología: justicia, igualdad y defensa de los débiles y más desfavorecidos. El inicio de su carrera y su llegada a Cáceres fueron decisivos y marcaron su destino.

En la facultad se enamoró de su profesor de Penal, Joaquín Cuello, el que fuera consejero de Presidencia, magistrado del TSJEx y ahora catedrático de Derecho Penal. En el 92 se casó con él y fruto de esa unión nació su hijo Joaquín, que ahora tiene 10 años. En 1995 se afilió al PSOE. Su primer trabajo fue asesora de la Consejería de Bienestar Social, responsabilidad que le valió para poner en marcha la Junta Arbitral de Consumo.

En el año 1996 comenzó a colaborar con el despacho cacereño de Hernández Mancha y Asociados, una tarea que compatibilizaba con su labor de asesoramiento a municipios dentro del partido. Así estuvo un tiempo hasta que en 1998 empezó como responsable de promoción inmobiliaria de viviendas en varias empresas extremeñas.

En septiembre del 2003 fue designada directora general de Infraestructuras en la consejería de María Antonia Trujillo, la que fuera su profesora de Derecho Constitucional, luego su consejera y ahora su ministra, "amiga y aliada en Madrid" para cumplir el programa electoral del PSOE en Extremadura.

Loncha --así la conocen sus allegados-- es una persona sencilla y una auténtica apasionada de su familia, sus amigos y su partido. Gracias a ellos y a su tesón hoy cumple su sueño.