El Gobierno ha rediseñado el sistema público de protección social para ponerlo al servicio del déficit cero. Sólo una pequeña parte del superávit que obtiene la Seguridad Social se destina a asegurar el fondo de reserva de las pensiones; el resto, se emplea en cuadrar la caja del Estado. El uso de los ingresos por cotizaciones

El llamado círculo virtuoso del PP --a mayores rebajas fiscales, más recaudación-- gira en torno a un nuevo concepto de Seguridad Social: si pagan menos impuestos, las empresas contratan más y, por tanto, se disparan las cotizaciones sociales. La Seguridad Social anuncia cada mes un nuevo récord de afiliación, que en febrero arrojaba un total de 16,8 millones de cotizantes, 4,2 millones más que en 1996.

Los ingresos por las cuotas de los trabajadores generaron el año pasado un superávit de 7.400 millones de euros (1,2 billones de pesetas), equivalente al 1% del PIB. Por contra, la Administración registró un déficit del 0,4%. Es decir, el Gobierno necesita de estas cotizaciones para mantener el milagro del equilibrio presupuestario.

¿Dónde van esos excedentes? El Gobierno destina una parte al fondo de reserva para garantizar el futuro de las pensiones, que ya atesora 15.182 millones de euros. ¿Y el resto? Trabajo dice que se destina a enjugar la caja del Estado en vez de a elevar el gasto en protección social, como piden los sindicatos. En esta partida, España ocupa el penúltimo lugar de la UE.

Asociaciones de jubilados y viudas denuncian que, pese a la mejora de prestaciones pactada en el 2001, unos tres millones de pensionistas ganan menos de 450 euros al mes, y el 73,6% de las viudas no llegan a esa cifra. Además, la inflación les ha hecho perder un 28% de poder adquisitivo en 4 años. El Gobierno perdió en el Constitucional los recursos contra las autonomías que, como Cataluña y Andalucía, dan ayudas a las pensiones más bajas y dictó una ley para impedir definitivamente estos complementos. El dilema: ahorrar o mejorar los sueldos

El distinto talante de PP y PSOE se refleja en sus propuestas sobre pensiones. Mientras que el PP apuesta por mantener el actual sistema y ahorrar más cara el futuro, elevando el fondo de reserva hasta los 24.000 millones de euros (casi cuatro billones de pesetas), el PSOE propone mejorar todas las prestaciones, incrementando las pensiones mínimas hasta un 26% en cuatro años.

El PP quiere reformar el sistema público, seguir el proceso de separación de fuentes de financiación, mejorar la lucha contra el fraude y promover los sistemas complementarios de pensiones. El PSOE propone, frente a la negativa del PP, cambiar la ley para permitir que las autonomías destinen fondos a mejorar las pensiones más bajas.

Ambos partidos abogan por revisar la actual incompatibilidad entre el seguro obligatorio de vejez e invalidez (SOVI) y la pensión de viudedad. Los populares también proponen seguir "mejorando" las prestaciones más bajas, sobre todo las de viudedad y orfandad, aunque los sindicatos calculan que las anteriores mejoras sólo han aumentado las pensiones entre 5,33 euros y 25,64 euros al mes.

Además de modernizar la Seguridad Social, el PSOE promete reducir los actuales regímenes a sólo dos, otorgar pensiones a las parejas de hecho y destinar 4.000 millones de euros a las prestaciones de los colectivos más desfavorecidos.

El PP anuncia que desincentivará las prejubilaciones, punto en el que el PSOE es más concreto. Quiere limitar los recursos públicos que se destinan a los expedientes de regulación de empleo, crear un fondo que costee las prejubilaciones en las pymes y revisar los coeficientes reductores que afectan a las pensiones de los trabajadores que se jubilan anticipadamente.