Hace 30 años muchos ciudadanos votamos por primera vez en unas elecciones que dieron paso a la democracia. Y emergió el bipartidismo. Imperfecto y con fuerte presencia de partidos autónomos en Cataluña y Euskadi. Hoy, el mapa conserva los mismos trazos pero con cambios, en especial en la derecha. En 1977, UCD fue dominante y AP quedó como un reducto en el que convivían los nostálgicos y los que, como Fraga, querían democracia ma non troppo. Las urnas hablaron y gentes de origen franquista (Suárez, Martín Villa, Cabanillas, Abril Martorell) fueron determinantes en el alumbramiento de una democracia moderna. Y UCD consensuó una política económica ortodoxa (pactos de la Moncloa) y volvió a ganar en el 79. El invento de Suárez en la primavera del 77 (se atribuye a Cabanillas la frase "ganaremos pero no sabemos quiénes") pasaba la reválida. Y Alfonso Guerra mostró la inquietud de la izquierda al tildar a Suárez de "tahúr del Misisipí".

Pero UCD murió. La política de centro incomodaba a sectores de la derecha y de los poderes fácticos (militares, jerarcas económicos, eclesiásticos, magnates de prensa, miembros de los grandes cuerpos del Estado). Y políticos de UCD, con apellidos, que juzgaban a Suárez analfabeto y mediocre. Como si desmontar el franquismo y ganar después dos elecciones fuera coser y cantar. La derechona dinamitó UCD y apostó por AP. El resultado fue perder cuatro elecciones (82, 86, 89 y 93), y 14 años de gobierno de González.

Tras varios fracasos, se apostó por alguien que intuía que "la Moncloa bien vale una misa de centro". Volver a Suárez pero con el poder mediático a favor. Aznar lo logró por los pelos en el 96 y gobernó en el centro --dependía de Pujol-- una legislatura. Pero la mayoría absoluta del 2000 le transportó mas allá de Fraga y su sucesor perdió en el 2004 (las encuestas solventes predecían dificultades antes del 11-M). Y ahora al PP, hijo de AP (Rajoy, Gallardón), no le entusiasma ser UCD pero huele que ir a las elecciones sin talante ucedista es muy aventurado. Rajoy creo que lo sabe (menos que Rato) pero, como buen registrador de la propiedad, peca de prudencia. Sabe que la cabra tira al monte y teme que centrar al PP implique una guerra con la radio de los obispos.

Además, unificar el centro y la derecha sin Cataluña y sin Euskadi es aprobar media asignatura. La CDU alemana está federada con el CSU bávaro (como UPN en Navarra). Y el PSOE corta dividendos del PSC. Si el PP no se centra, corriendo riesgos en la extrema derecha, y no cierra acuerdos a la bávara en Cataluña, tiene difícil ser el partido natural de Gobierno. ¿Demasiado para Rajoy? Quizás, pero recurrir el Estatut y excomulgar al PNV es ir en dirección contraria.