La Guardia Civil informó ayer de la detención de 52 personas dedicadas al expolio de yacimientos arqueológicos en varias provincias españolas --entre ellas Badajoz, aunque se cree que también actuaron en Cáceres--. En esta actuación policial, denominada operación Tertis , se han conseguido recuperar más de 300.000 piezas de gran valor histórico y pecuniario y no se descartan nuevas detenciones, ya que la investigación continúa abierta.

De momento, entre los detenidos figuran 30 expoliadores, 13 intermediarios en la venta de objetos y 9 coleccionistas, habiéndose llevado a cabo un total de 68 registros domiciliarios. En los mismos, la Benemérita ha intervenido objetos pertenecientes a las culturas ibérica, romana, visigoda y árabe, entre otras, procedentes de 31 yacimientos de Sevilla (14), Badajoz (11), Cádiz (3), Málaga (1), Huelva (1) y Jaén (1).

En el caso de la provincia pacense, los expoliadores actuaron en Mérida, Fregenal de la Sierra, Cabeza la Vaca, Ribera del Fresno (Hornachuelos), Oliva de la Frontera y Hornachos. Todavía no se sabe cuántas de las piezas recuperadas pueden proceder de Extremadura, si bien la Junta ya estudia la posibilidad de personarse como acusación en esta causa, así como solicitar la devolución de las piezas que puedan pertenecer a la región, según manifestó ayer el director general de Patrimonio Cultural, Francisco Pérez Urban.

Modus operandi El dispositivo desplegado, en el que han participado más de 200 agentes y que se inició a raíz de otra investigación sobre expolio de yacimientos arqueológicos subacuáticos en Cádiz --la operación Bahía , realizada entre febrero y abril del 2005--, puso al descubierto distintas redes que colaboraban entre sí. Sus componentes se desplazaban diariamente a diversos yacimientos, localizados previamente, provistos de metales, planos cartográficos, manuales de excavación y otros útiles.

Para lograr mayor impunidad, detallan fuentes de la investigación, los expoliadores actuaban por la noche y, a veces, contaban con la complicidad de los guardas de las fincas donde se hallaban ciertos yacimientos, que les facilitaban el paso y les avisaban ante la presencia de vehículos desconocidos en los alrededores. Asimismo, se ha comprobado que evitaban expoliar el campo, debido a la mayor presencia de patrullas de la Guardia Civil en tareas de vigilancia cinegética.

Algunos de los objetos usurpados de menor importancia quedaban en su poder, mientras que los más valiosos eran traspasados a intermediarios que, a suvez, los vendían a coleccionistas de Madrid, Barcelona, Cádiz y Sevilla. En esta última ciudad se realizaban la mayoría de las transacciones, "lo que puede explicar que casi todos los yacimientos extremeños expoliados se sitúen al sur de Badajoz", indica Pérez Urban, aunque la Benemérita cree que también puede haberse actuado en Cáceres.

Por otro lado, se ha averiguado que los detenidos no solo robaban, sino que algunos además falsificaban objetos, así como que la red exportaba piezas a otros países. Toda esta investigación --aún abierta-- corre a cargo de especialistas de la Guardia Civil en delitos contra el patrimonio, mientras que la dirección corresponde al juzgado número 2 de Marchena (Sevilla).