La organización WWF-Adena denunció el pasado sábado el primer caso de envenenamiento masivo de aves en Extremadura, que se ha resuelto con la detención de una persona, un ganadero de la localidad pacense de Siruela, de 46 años, quien ha reconocido ser el autor de los hechos que causaron la muerte de 14 aves de especies protegidas en una finca de su propiedad.

El detenido fue puesto a disposición de la autoridad judicial y ya se encuentra en libertad con cargos, acusado de un supuesto delito medioambiental contra la fauna, agravado por tratarse de especies protegidas, por el que se enfrentará a penas que oscilan entre los cuatro meses y dos años de prisión. Adena se personará en la causa como acusación particular. La operación continúa abierta con el fin de averiguar la procedencia del veneno y saber si queda aún más sustancia almacenada.

Los hechos ocurrieron el pasado fin de semana, cuando miembros del grupo conservacionista WWF-Adena realizaban desde Mauritania el seguimiento de un alimoche llamado ´Atlas´, uno de los dos ejemplares de esta especie marcados por Adena con emisores vía satélite.

LOCALIZACION POR GPS Se trata de un ave que tiene un alto grado de protección debido al precario estado de conservación en que se encuentra. Estos naturalistas detectaron que el animal emitía una señal fija y que no se desplazaba, durante al menos 72 horas de observación, lo que les llevó a suponer la existencia de un problema.

Una vez dieron aviso a su organización en España, miembros de la misma se trasladaron hasta la finca de Siruela, desde donde se emitía la señal GPS, y se encontraron con el cadáver del animal. Acto seguido dieron aviso al Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil y a los agentes del Medio Natural de la Junta de Extremadura, para investigar la causa del suceso, tras activar el protocolo ´Antídoto´. En éste participan las administraciones, el Seprona y las oenegés naturalistas con el fin de frenar el uso de venenos que afectan a especies amenazadas.

Agentes, técnicos y naturalistas rastrearon la finca durante la tarde del sábado y todo el domingo, en la que hallaron un total de 14 cadáveres de aves envenenadas.

LAS RAPACES Las rapaces envenenadas son tres alimoches --cuyo nombre científico es neophron pernocterus --; cinco buitres negros --aegypius monchus --; cuatro buitres leonados --gyps fulvus --, y dos ratoneros comunes --buteo buteo --, todas ellas se hallaban en un espacio de entre una y dos hectáreas, aunque se hizo una inspección más amplia.

Junto a las aves y muy cerca de ellas, se localizaron cadáveres de corderos que fueron impregnados de una sustancia muy tóxica utilizada hasta el 2003, año en que la Unión Europea prohibió su uso --en el 2007 se prohibió la comercialización-- como parte de insecticidas. Se trata del principio activo ´aldicar´, de gran toxicidad, pues una dosis de 2 gramos basta para matar a un animal de 300 kilos, según Javier Caldera.

El ganadero utilizó ´aldicar´ para impregnar los corderos que utilizó como cebos, con el fin, como reconoció tras su detención, de acabar con los zorros que se comían su ganado. Así lo explicaron ayer la delegada del Gobierno, Carmen Pereira; el teniente coronel de la Guardia Civil, Manuel Contreras; el teniente del Seprona en Badajoz, Ramón García, y el director de Programas de Especies Protegidas de Medio Ambiente, Javier Caldera, en la Comandancia de la Guardia Civil de Badajoz.

EN TRONCOS DE ENCINA Algunos de los cuerpos de las aves fueron encontrados "en el interior de troncos de encina huecos", lo que se consideró como un claro intento de esconderlos. Los cadáveres que se hallaban en un estado que permitía la realización de pruebas analíticas fueron retirados, así como los cebos. El Seprona y agentes del Medio Rural continúan rastreando el terreno para detectar posibles restos de la sustancia y evitar más envenenamientos.

La mañana de ayer se realizaron necropsias a los cadáveres de buitres negros, leonados, ratoneros y alimoches, cuyos resultados se remitieron a la Facultad de Veterinaria y en dos o tres días se sabrá si la sustancia hallada en los cuerpos de los animales se corresponde con los gránulos hallados al ganadero, que guardaba en un bote de cristal, en el interior de su coche, cuando fue detenido.

En este sentido, Contreras y García explicaron que el detenido colaboró en todo momento y que si bien admitió usar el veneno contra los zorros, desconocía el efecto en las aves.

Javier Caldera consideró que "en Extremadura no es frecuente el envenenamiento de aves rapaces, pero es un hecho muy grave e intolerable por el efecto en cadena que tiene el tóxico", al pasar de unos animales a otros en su alimentación. Por tal motivo, explicó, hace "un mes se creó la comisión mixta de Ecotoxicología, en la que participan la Junta, el Seprona, la fiscalía, veterinarios y agentes del medio natural". La comisión, añadió, pretende hacer "la Estrategia Regional de Venenos, que se aprobará mediante un decreto en tres o cuatro meses".