Agentes del Cuerpo Nacional de Policía detuvieron a primera hora de la tarde de ayer en Madrid, 60 horas después del atentado, a tres marroquís y dos indios presuntamente relacionados con la matanza del jueves. El ministro del Interior, Angel Acebes, salió a las ocho de la noche a informar de que los detenidos estaban relacionados con la falsificación y venta de la tarjeta del teléfono móvil encontrado en la mochila con explosivo que no estalló ni fue detonada por la policía el 11-M.

Pese a los sólidos indicios de que la masacre fue perpetrada por un grupo islamista, el ministro se resistió en todo momento a reconocerlo oficialmente. Por el contrario, afirmó: "no debemos descartar a ETA".

A la pregunta de si los detenidos estaban relacionados con los autores del grupo salafista que cometió la matanza de Casablanca en la Casa de España, Acebes, que ya contaba con esa información, contestó que "alguno podía tener relación con grupos marroquís". "Pero es bueno que esperemos", añadió el ministro.

La investigación de la tarjeta del teléfono móvil encontrado en la mochila que iba en el tren atacado en la estación del Pozo del Tío Raimundo y que no llegó a estallar, fue la clave de las detenciones. Los terroristas utilizaron una tarjeta falsificada de características similares a las empleadas por la red Al Qaeda y que aparecen en el sumario judicial contra la célula de ese grupo detenida en España.

En ese proceso se explica que una de las funciones de los miembros de esas células islámicas las es la falsificación de tarjetas telefónicas y de crédito para autofinanciarse, realizar llamadas sin gasto alguno y evitar cualquier tipo de control.

RESISTENCIA A pesar de los indicios abrumadores encontrados por la policía y puestos a disposición del juez de la Audiencia Nacional, Juan del Olmo, el Gobierno se resistió hasta el último momento a admitir otra autoría que no fuera ETA.

La actuación policial acabó saltando a varios medios de información y el ministro del Interior se vio obligado a informar de las detenciones. Pero, incluso en su primera comparecencia de ayer, a las 13,30 horas, cuando la operación policial contra el grupo islamista estaba en marcha, Acebes mantuvo que "la línea prioritaria seguía siendo ETA" y no descartó que existiera alguna conexión entre la banda etarra y los grupos islamistas.

El Ministerio del Interior se reservó las identidades de los detenidos. Acebes se limitó a señalar que tres de ellos eran de nacionalidad marroquí y dos indios. Tampoco desveló los lugares donde fueron arrestados. "En varios puntos de la ciudad", dijo. Fuentes policiales señalaron que los marroquís residían en el barrio madrileño de Lavapies.

Los detenidos fueron conducidos a la sede de la brigada de información antiterrorista, en el complejo policial de Canillas, donde la policía científica seguía trabajando ayer en otros indicios encontrados tras la matanza, entre ellos, las cintas de video de la estación ferroviaria de Alcalá de Henares que registraron las subidas y bajadas de los trenes por parte de los individuos que colocaron las bombas.

Los agentes registraron varios inmuebles que pudieron ser usados por los autores de los atentados así como los domicilios de los detenidos. Se incautaron de material y documentación que anoche estaba siendo analizada. A la hora de cerrar esta información no se descartaban nuevas detenciones en Madrid y ya se habían transmitido datos a los servicios de información policial franceses, argelinos, marroquís y egipcios, dijeron fuentes de la lucha antiterrorista.

TESTIMONIOS La policía también interrogó durante dos horas a dos ciudadanos españoles de origen indio que quedaron en libertad. Las fuentes informantes señalaron que habían aportado algunos datos valiosos sobre la posible infraestructura de los criminales en la capital de España.

Respecto al explosivo Goma dos Eco, colocado en las mochilas bomba, los responsables policiales no descartaban la posibilidad de que haya sido robado.