Mujer de 30 años. Ayer fue asesinada de un tiro en la cabeza que le propinó su expareja, que después se suicidó con otro disparo. Habían estado juntos durante un año, pero hacía tres meses que vivían separados. Ocurrió en Castellón. Un crimen machista más que se suma a la lista negra. En lo que va de año han sido ya 45 las víctimas mortales de esta cruel violencia contra las mujeres. También ocho niños han perdido la vida a mano de sus padres, parejas o exparejas de sus madres, porque los menores están igualmente en la diana. Una lacra que sigue sangrando y que aparece con diversas caras.

En Extremadura, cada día dos mujeres necesitan una orden de protección, o lo que es lo mismo, un auxilio policial para evitar que su agresor o agresores (a veces es más de uno) ejerzan sobre ella violencia física o psicológica o pongan su vida en peligro.

Según los datos que ofrecen desde el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, en 2016 se incoaron un total de 787 de estas órdenes. No obstante, 146 fueron denegadas, lo que significa que hay mujeres que denuncian y piden la ayuda institucional, pero finalmente no la reciben.

La Delegación del Gobierno en Extremadura tiene registrados actualmente 1.563 casos de malos tratos activos en la comunidad (920 en la provincia de Badajoz y 643 en la de Cáceres). Uno de ellos es extremo. Pero además hay otros siete de riesgo alto.

ADOLESCENTES / En cuanto a los adolescentes, entre los que la violencia machista crece y alarma, en la región hay 18 menores de edad que necesitan igualmente protección. «En la campaña de este año se ha escogido el lema Controlar no es amar precisamente para dar protagonismo a la población más joven», expresó ayer la nueva consejera de Cultura e Igualdad de la Junta, Leire Iglesias, que asistió al acto en la Asamblea con motivo del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, que se celebra hoy, 25 de noviembre. «Nos sorprendemos ante las cifras de órdenes de protección entre menores de edad. Y nos preguntamos cómo puede ser si han crecido en una sociedad distinta», añadió.

Lo cierto es que asociaciones como Malvaluna (que hace décadas que lucha contra la violencia machista desde Mérida) alertan del peligro que existe en las relaciones entre adolescentes, donde se normalizan comportamientos como que permitir el control del teléfono móvil o la forma de vestir, así como los celos enfermizos, son pruebas de amor.