«En mi país trabajamos todo el día y a veces ni tan siquiera llega para comer. Decidí venir a Europa para ayudar a mi familia. El viaje ha sido muy duro, algunas de las cosas que hemos visto y vivido no se pueden ni contar, no se pueden expresar con palabras. La travesía en barca desde Marruecos duró tres días. En una embarcación para unas 49 personas nos metieron a casi 70. El motor no aguantó y se estropeó, también la brújula. Se nos acabó la comida y el agua. Dos personas murieron y una tercera se volvió loca. Estuvimos a la deriva en el mar hasta que nos encontró Cruz Roja. Aquí lo único que quiero es trabajar para ayudar a mi familia», relata Modibo, que llegó desde Mali.