El reconocimiento de que las políticas de empleo dirigidas a la mujer en Extremadura no están dando resultado viene a suponer un cambio radical en el análisis habitual de los datos del mercado laboral. Hasta el momento, desde el Ejecutivo regional se sostenía lo contrario, sin que los datos de la EPA, trimestre tras trimestre, llevasen a modificar esa visión.

De hecho, a lo más que se llegaba es, cuando el dato de paro era negativo, a atribuir tal circunstancia al que el mercado de trabajo en la región era tan dinámico y ofrecía tantas posibilidades que mujeres que no se habían planteado antes trabajar se sumaban al colectivo de demandantes, lo que hacía crecer el desempleo porque el mercado no era capaz de absorver la demanda.

Con todo, primaba la actitud triunfalista. Así se refleja, por ejemplo en la puesta en marcha del penúltimo plan de empleo. Según la referencia de la Junta, las cifras venían "a corroborar la preocupación del Ejecutivo regional por insertar en el mercado de trabajo a la mujer como gran colectivo desfavorecido", y reflejaban "el acierto de las medidas adoptadas para el fomento de la ocupación femenina".

Igualmente, se aludía a que en términos comparativos, Extremadura presentó, respecto a la media estatal, "una clara ventaja relativa en su capacidad creadora de empleo y especialmente significativa para la mujer".

El cheque femenino

Sin embargo, este optimismo chocaba con análisis más a pie de dato , como el realizado por el Consejo Económico y Social (CES) de Extremadura. Tomando un periodo de 13 años, el CES concluía: "Queda en evidencia que las medidas y políticas de fomento de empleo no han contribuido a reducir las diferencias entre el número de hombres y mujeres ocupados en la región". A juicio de este organismo, la evolución del empleo femenino ha tenido "escasa relevancia" y las actuaciones de la Administración extremeña tuvieron poco eco sobre los empleadores.

Como ejemplo más palmario de lo dicho, estaría el denominado cheque-mujer , iniciativa puesta en marcha de manera unilateral por el Gobierno extremeño y que fue criticada por CCOO.

Esta medida consistió en entregar a la mujer un cheque de 6.010 euros para que lo entregase a su empleador. Este debía comprometerse, para poder cobrarlo, a contratar a la mujer de manera indefinida. Estaba previsto entregar 6.000 cheques.

Finalizados todos los plazos, el resultado es que se ejecutaron 368 pagos, es decir, el 6% de lo anunciado. El CES no dudó en hablar de "fracaso", motivado en gran parte a que "no se estableció el consenso previo entre los agentes económicos y sociales".

En el examen global de medidas y resultados de las iniciativas de empleo, se apreciaba en el informe que las extremeñas apenas accedían a dos de cada siete empleos fijos, que sólo en el autoempleo lograban cifras similares a las masculinas en cuanto a colocaciones, y que sacaban cierta ventaja --aunque exigua-- en las colocaciones de los ayuntamientos, si bien se trataba de empleos con un año de vigencia.

Además, el CES apuntaba a otros problemas de las extremeñas trabajadores, como la precariedad o la discriminación salarial, a las que tampoco las medidas de la Junta habían puesto coto.