Cuando el pasado 27 de julio el ministro de Fomento, José Blanco, hablaba en Mérida de la agilización de las autovías que el Estado contempla construir en Extremadura, seguramente ya conocía --o al menos en el seno de su departamento ya se tenía conocimiento de ello-- que el proyecto correspondiente al tramo entre Badajoz y Espiel de la futura A-81 (Badajoz-Córdoba-Granada) había sufrido un nuevo parón. Lo que entonces tal vez no imaginaba es que unas semanas después se iba a interrumpir, otra vez, la tramitación del trazado extremeño de la Autovía del Levante (A-43). Ambas infraestructuras continúan acumulando retrasos en su camino para pasar de meros proyectos a realidades.

El caso más grave es el de la A-43, que en los cerca de 12 años que lleva en la agenda del Gobierno ya ha iniciado en al menos tres ocasiones los trámites para superar la evaluación ambiental y en otras tantas ocasiones el procedimiento se ha interrumpido. La última vez fue hace casi un año, en octubre, cuando Fomento retiró la documentación del Ministerio de Medio Ambiente por las alegaciones que el Gobierno manchego presentó debido al fuerte impacto ambiental que la vía tendría en la zona del río Fresnedilla, de alto valor ecológico. Tras las rectificaciones oportunas --que no afectan al trazado elegido en su recorrido por Extremadura (ver gráfico de la página anterior)--, el proyecto volvió a someterse a información pública en abril y en la última semana de julio regresó al departamento de Elena Espinosa para iniciar de nuevo la evaluación ambiental. Ahora un error administrativo lo devuelve al congelador .

Esta demora contrasta sin embargo con la cierta agilidad con la que sí se está ejecutando la segunda parte del trazado. Así, mientras el tramo entre Mérida y Puertollano es solo papel, desde esta localidad manchega hasta el municipio conquense de Atalaya de Cañavete --donde conecta con la A-3, Autovía de Valencia-- cuenta con 180 kilómetros ya abiertos al tráfico y otros 30 --los restantes-- pendientes de inaguración en los próximos meses.

A 11 años vista

Menor recorrido burocrático lleva la futura autovía Badajoz-Córdoba-Granada. Desde el 2006 cuenta con solicitud de evaluación ambiental, pero no ha sido hasta este año --concretamente en enero-- cuando se ha expuesto a información pública. Tres meses después Medio Ambiente recibía toda la documentación para preparar la declaración, sin embargo en junio los técnicos de este ministerio detectaron que Fomento no había sometido el proyecto a la consulta de las administraciones.

Ahora está por ver cómo influye esto en los plazos previstos, dado que se contemplaba que las obras en los tramos andaluces pudiesen comenzar en el 2012 y que la vía pueda estar en servicio, completamente, para el año 2020.

Lo que parece seguro es que estas trabas burocráticas no modificarán el trazado que Fomento ha elegido para ambas autovías en tierras extremeñas. Así, la A-43 partiría desde la A-5 (autovía de Extremadura) a la altura de Torrefresneda, con dirección a Don Benito. Pasaría por el sur de esta localidad, de Villanueva de La Serena y de La Coronada, bordeando por el norte de Campanario hasta cruzar la carretera Ex-104 (Villanueva-Andújar) por debajo de Castuera. Desde ahí discurría prácticamente paralela a esta vía hasta entrar en la provincia de Ciudad Real. Por su parte, la A-81 nacería en Badajoz y seguiría el trazado actual de la N-432.

No obstante, aún es posible que haya cambios si Medio Ambiente considera que hay que tener en cuenta alguna de las alegaciones presentadas o estima que los corredores elegidos causan un alto impacto ecológico en alguna de las zonas protegidas que atraviesan.