Un grupo de activistas de la organización ecologistas Greenpeace pusieron ayer en entredicho la seguridad en el entorno de la central nuclear de Almaraz (Cáceres), asaltando a lo largo de la mañana el recinto por tierra, agua y aire para reclamar el cierre de la misma y de las demás centrales nucleares en España. Uno de ellos sobrevoló las instalaciones en paramotor durante 45 minutos sin ningún problema. Mientras tanto, una veintena de ecologistas se encadenó a las puertas de la central, tras acceder a la misma en lancha, ya que el recinto está rodeado de agua. En los tres frentes desplegaron pancartas en las que se podía leer: No a las nucleares, sí a las renovables , y escribiendo en las paredes: Nuclear no y Almaraz, cierre ya .

El Ministerio del Interior ordenó el pasado mes de abril a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado destinadas en Extremadura extremar las medidas de prevención ante la posibilidad de que se produzcan atentados terroristas en los puntos más vulnerables y de mayor riesgo de la región, entre ellos la central nuclear, tras las últimas amenazas lanzadas por Al Qaeda, y que mantienen a la región en el Nivel 2 de alerta desde que comenzara el juicio por los atentados del 11-M.

Este grupo de personas de Greenpeace, más de una veintena, se encadenó ayer a las puertas de la central para denunciar el "mal funcionamiento" del parque nuclear español, y exigir al Gobierno español que ponga en marcha ya su "prometido" plan de abandono de la energía nuclear. Carlos Bravo, responsable de la campaña antinuclear de esta organización, manifestó ayer a EL PERIODICO que el hecho de que se haya podido volar sobre las instalaciones de Almaraz "ha evidenciado la inseguridad física, por lo que si hubiera habido alguna mala intención de algún grupo terrorista hubieran cometido un atentado".

Bravo, sin embargo, explicó que "el 96% de la población española no apoya la energía nuclear" y reiteró que el Gobierno "debe tomar medidas ya".

VERSION DE LA CENTRAL A este respecto, el responsable de Relaciones Institucionales de la central nuclear, Pedro Ayala, restó importancia al hecho y destacó que "no ha habido un sólo incidente en el interior de las instalaciones, y en ningún momento ha existido riesgo alguno". Lo que pasa de puertas para afuera, indicó, "no es responsabilidad de la central, sino que son las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado y la Subdelegación del Gobierno en Cáceres las que tienen las competencias".

Además, para el Consejo de Seguridad Nuclear, el vuelo de este activista "tampoco ha supuesto riesgo para la seguridad de la instalación".

La protesta se desarrolló durante toda la mañana, y poco antes de la una de la tarde, las autoridades policiales desalojaron del recinto a los activistas. La central aseguró que "en ningún momento se ha producido intrusión en el interior del emplazamiento", y que en todo momento la producción de electricidad ha sido del 100%, "con total normalidad", finalizando a las 13.40 la situación de prealerta, activada durante la protesta.

La Delegación del Gobierno también reiteró que no ha habido riesgos para la población ni para la seguridad de la planta, una opinión que comparte el Consejo de Seguridad Nuclear.

Las reacciones a la postura de Greenpeace no se hicieron esperar y otros colectivos ecologistas y formaciones políticas han mostrado su apoyo por esta medida. Así, Adenex exige al Ejecutivo que cierre la central de Almaraz en el año 2010; una cuestión que apoyan IU y Los Verdes.

Sin embargo, el Foro de la Industria Nuclear cree que la protesta ecologista es "una imprudencia llevada a cabo con el objetivo de crear alarma social".