Para los republicanos del Congreso de EEUU ha llegado ya la hora de imponer represalias a los países que no se plegaron a la decisión del presidente de EEUU, George Bush, de atacar a Irak. En la madrugada de ayer, por voto a mano alzada, la Cámara de Representantes aprobó la exclusión de Francia, Alemania, Rusia y Siria de los contratos para reconstruir Irak, como lección a "aquellos que han intentado frustrar los esfuerzos de la coalición para derrotar al régimen de Sadam Husein", recalcó el representante republicano George Nethercutt.

"La coalición de los oponentes (a la guerra) no debe participar en la reconstrucción con dólares de los contribuyentes de EEUU", añadió después de que fuera aprobada la medida, que se agregó como una enmienda al proyecto de ley de financiación del conflicto. El plan, de casi 80.000 millones de euros (casi 14 billones de pesetas), fue igualmente aprobado por la Cámara baja del Congreso de EEUU. Una enmienda similar para excluir también a China fue derrotada, pese a que Pekín también se opuso a la guerra, aunque menos explícitamente que París.

Sin embargo, en el Senado, los intentos por castigar a las naciones díscolas tuvieron peor suerte, ya que ésta Cámara aprobó igualmente el presupuesto bélico, pero forzó la retirada de la propuesta presentada por el senador republicano John Ensign, para castigar de igual forma a Francia y Alemania. "Si EEUU se va a convertir en una nación arrogante, ésta es una buena forma de comenzar", denunció la senadora demócrata Dianne Feinstein.

Turquía, que también se enfrentó a Washington negándole el uso de su territorio para la apertura de un frente norte contra Irak, salió, en cambio, mejor parada, porque la Cámara de Representantes aprobó los 1.000 millones de euros de ayuda solicitados para Ankara. "A pesar de las recientes dificultades, el presidente está decidido a mantener esta asociación estratégica" con Turquía, dijo la consejera de Seguridad Nacional, Condoleezza Rice, al abogar por la ayuda.

COSTES DE RECONSTRUCCION

El Departamento de Estado trató también de aplacar la vitriólica repulsa republicana contra quienes se han opuesto a la guerra de Irak y, en particular, contra Francia, ridiculizada en el edificio del Capitolio, incluyendo el cambio de nombre de las "patatas francesas" --patatas fritas, en EEUU-- por "patatas de la libertad". Excluir a estos países forzaría a Washington a soportar "una parte desproporcionada de los costes" de reconstrucción, advirtió el subsecretario de Estado, Richard Armitage.