Lo que vendrá a continuación no será la repetición de ningún otro conflicto. Será de una potencia y una escala como jamás habían sido vistas antes". El ministro de Defensa norteamericano, Donald Rumsfeld, dejó ayer bien claro que Estados Unidos librará una guerra total en Irak de una ferocidad inigualada.

Para empezar la contienda, el presidente norteamericano, George Bush, dio la orden de dar muerte al líder iraquí, Sadam Husein, pero la operación --fundamentada en informaciones de la Agencia Central de Inteligencia (CIA)-- falló. Los 40 misiles Tomahawk lanzados desde cruceros de guerra en el golfo Pérsico, el mar Rojo y el Mediterráneo oriental, así como las escuadrillas de cazabombarderos invisibles F-117/A Nighthawk (halcones de la noche), destruyeron un importante complejo de edificios e instalaciones al sur de la ciudad de Bagdad. Pero el líder iraquí no estaba allí. O al menos, eso es lo que dijo su imagen, por televisión, tres horas después del "ataque quirúrgico", diseñado para "decapitar al régimen iraquí", en palabras de los estrategas militares del Pentágono.

SADAM SIGUE CON VIDA

Pálido y cubierto por unas grandes gafas de gruesa montura negra, Sadam clamó: "Ese pequeño delincuente temerario de Bush ha cometido un crimen de guerra". Pero Washington puso de inmediato en duda su identidad y sugirió que se trataba de uno de los muchos dobles del dictador. En cambio, gente que le conoce bien asegura que, esta vez, no era un impostor.

Al parecer, el bombardeo alcanzó una de las residencias de Sadam, donde residen su mujer y sus tres hijas, pero no causó víctimas. Ayer noche, fuentes de la Casa Blanca admitieron finalmente que el líder iraquí había salido indemne de la operación; un nuevo fracaso en los ya numerosos intentos norteamericanos de eliminar al líder iraquí.

El propio jefe del Estado Mayor, general Richard Myers, justificó el ataque fallido con el argumento de que tanto Sadam como el resto de los dirigentes iraquís eran ya "blancos legítimos" para el Ejército de Estados Unidos. Es decir, el Pentágono pretende escudarse en una guerra ilegal para legitimar el asesinato de un gobernante extranjero, prohibido específicamente por una ley norteamericana.

RODEAR LAS CIUDADES

Sólo horas después de ese intento de magnicidio, la Primera Fuerza Expedicionaria de Marines hacía de punta de lanza de la invasión terrestre de Irak, después de que la artillería pesada de Estados Unidos castigase las defensas iraquís con cientos de obuses de 105 milímetros. Así empezaba la operación Libertad Iraquí, con la 101 División Aerotransportada y los marines británicos avanzando por la península de Fao, decisiva puerta de entrada a la segunda ciudad de Irak, Basora, cuya caída supondría la rápida derrota del Ejército iraquí.

Según la estrategia militar del Pentágono conocida hasta ahora, las fuerzas invasoras evitarán la guerra urbana y se limitarán a rodear las ciudades a su paso, para avanzar hacia Bagdad. Si la Guardia Republicana de Sadam resiste, incluso se quedarán a las puertas de la capital, sometiéndola a asedio. No obstante, esa táctica no ha evitado a la ciudad intensos bombardeos como el que arreció en la noche de ayer y que destruyó el Ministerio de Planificación, causando numerosas víctimas entre la población.

MANIFESTACIONES PACIFISTAS

La guerra desencadenada por Estados Unidos y el Reino Unido en Irak, con el apoyo de España, generó repulsa en el mundo entero y las manifestaciones pacifistas se extendieron como un reguero de pólvora. La manifestación más numerosa en toda España fue la de Madrid, en la Puerta del Sol. Miles de personas reclamaron la dimisión de Aznar. En Barcelona, los estudiantes universitarios y de secundaria colapsaron las arterias de la ciudad y la autopista A-7, donde se produjeron colas de 20 kilómetros.

También numerosos jefes de Estado o de Gobierno condenaron la acción bélica unilateral, que "constituye una violación de la Carta de las Naciones Unidas y de las normas básicas de la legalidad internacional", según el comunicado oficial emitido por el Ejecutivo chino. El presidente francés, Jacques Chirac, advirtió de que la guerra tendrá graves consecuencias en el futuro.

ACUERDO DE LA UE

La Unión Europea acordó ayer noche que el Consejo de Seguridad de la ONU deberá retomar la gestión de la crisis de Irak después de la guerra y ocuparse de la reconstrucción del país y de la ayuda humanitaria. Al mismo tiempo, el Partido Popular Europeo rechazaba la propuesta de Aznar y de su homólogo portugués, José Manuel Durao Barroso, para apoyar expresamente la invasión de Irak.

Aznar siguió en sus trece y defendió la legitimidad de la acción bélica. Pero suavizó el tono hostil de sus anteriores intervenciones parlamentarias y difundió una solemne declaración institucional en la que invitó a toda la oposición, y sobre todo a los socialistas, a buscar un consenso cuando termine la contienda.