--Si llega a la Presidencia, ¿cómo hay que enfocar la Extremadura del futuro?

-- En primer lugar hay que hablar del instrumento con el que contamos, que es la Junta. Creo que, una vez completadas todas las transferencias, me gustaría rendir un homenaje a los empleados públicos, que son trabajadores de una empresa muy potente. Y en el futuro hay que introducir en esa empresa, con 1.083.000 accionistas, elementos que hagan que la gente se sienta a gusto con la empresa para la que trabaja, y en la que hay que introducir elementos de calidad. La Administración debe seguir siendo un buen motor para el desarrollo de Extremadura y eso es imposible hacerlo sin los funcionarios. No prometo nada, es solo un planteamiento de principios. Como también quiero estar con los sindicatos y los empresarios, para ir con la libreta y apuntar aquellas cosas que puedan aportar.

-- ¿Su idea de un modelo político más cercano al ciudadano es un concepto de sociedad menos intervenida?

-- La Junta durante estos años tenía que ser intervencionista para facilitar el cambio que se ha producido. No ha sido ni más ni menos que lo que los ciudadanos necesitaban que lo fuéramos. La etapa que hemos superado necesitaba de una Administración que tirara del carro. Y ahora tenemos que mirar a nuestro alrededor, en una sociedad en la que se libra una batalla empresarial que se escapa del poder de los políticos y del Estado. Y en esa nueva realidad, en Extremadura tenemos que tener una sector empresarial competitivo y fuerte. No podemos tener un equipo amateur y querer jugar con profesionales.

-- ¿Y cuáles serán sus pilares?

-- Lo que le preocupa a los ciudadanos cada día. Tenemos que progresar en el reconocimiento del derecho de los ciudadanos, pero también en sus deberes. En nuestro modelo de convivencia no podemos echar la culpa a los políticos de asuntos en los que no la tienen. Los extremeños deben involucrarse en ese modelo de convivencia. Es muy importante la identificación del ciudadano con su entorno. En Madrid, la gente se muere sola en sus casas y no se entera nadie, porque no hay comunicación. Eso es un problema de definición, incluso a la hora de concebir el desarrollo urbanístico. Es una forma de cultura.

-- ¿Y eso cómo se hace tangible?

-- Mire, hay determinadas cuestiones que son las que a la gente de la calle les preocupa. Como yo digo, la encuesta del CIS. ¿Cuáles son nuestros problemas? ¿El alcohol, las drogas, la seguridad? Si eso no nos los planteamos, qué podemos hacer, seguro que tendremos ciudades muy bonitas, pero no estaremos dando respuesta a las inquietudes de nuestros ciudadanos. Me preocupa mi madre, si vamos a tener capacidad de mantener a nuestros mayores con la dignidad de vida que requieren. Me preocupan mis hijos y por lo tanto me preocupa la calidad en la educación, el fracaso escolar. Me preocupa su tiempo de ocio y el peligro de la información que les llega sobre el consumo de determinadas sustancias. Me preocupa la vivienda, el futuro de nuestra agricultura en una Europa ampliada. ¿Los pilares? Las preocupaciones de la gente y le aseguro que no hay que inventar mucho más.

--¿Se plantea la posibilidad de una derrota electoral?

-- Naturalmente, pero es algo que a día de hoy no me planteo. Aquí ha habido tres elementos durante 23 años: Ibarra, el PSOE y los extremeños. Ha cambiado uno, pero los otros dos siguen. Creo honestamente que el ciudadano va a entender que no está Ibarra, pero somos lo mismo. Yo aspiro a poder sumar a este proyecto a todo aquel que crea que se puede sentir cómodo en el mismo. Este no es un proyecto creado en base a socialistas convencidos. Estamos abiertos a aquellos que crean que a Extremadura no le ha ido mal con un liderazgo sólido y que sería bueno que le fuera tan bien con otro liderazgo sólido en torno al candidato socialista. Siendo cada uno como somos. Porque tengo claro que imitar a Juan Carlos sería un error.

-- ¿Quiere marcar distancia?

-- Soy como soy. Solo quiero parecerme a él en la autenticidad y la coherencia. He intentado encontrar mi espacio sin dar codazos y sin intentar dejar cadáveres por el camino, lo cual no quiere decir que no los haya. Seguro que tomé decisiones que a alguien habrá molestado, pero siempre las he argumentado. Cada día me levanto para aprender cosas y le pongo mucha pasión a lo que hago.

--Sin una mayoría absoluta, ¿ve viable pactar con IU?

-- Tengo un buen recuerdo de la legislatura del 95 al 99. Yo no tuve ningún incoveniente en llegar a acuerdos y a pactar. Ahora ni me lo planteo. Lo único que quiero ahora es ser capaz de llegar a las próximas elecciones habiendo escuchado a la mayor gente posible para que luego no me puedan achacar que no tienen para mí el tiempo que yo no les he dado. Que nadie piense que esto está ganado. Hay mucho trabajo por delante.