Placeat, la asociación placentina en favor de las personas con discapacidad intelectual, nació hace 38 años. Atiende a 145 usuarios entre sus dos residencias, un piso tutelado y su centro ocupacional. Y cuenta con un centro de empleo, Plaser, con 15 trabajadores. Hoy, su presidente, Francisco Valverde, aprecia importantes avances en la financiación, pero avisa: "la aplicación del Marco de Atención a la Discapacidad (Madex) tiene deficiencias, desajustes, porque los costes no se ajustan a la realidad del concierto y empezamos a sufrir déficit. El servicio bien llevado y con calidad supone más de lo que hay contemplado, y aspectos como los trienios, los convenios colectivos y las subidas salariales no se tuvieron en cuenta".

También en su caso reconoce que el modelo de convenios, que funcionaba de forma generalizada hasta 2006 y aún hoy sirve para financiar los servicios de muchas entidades, provoca que se "arrastren deudas, porque hasta que cobras la subvención tienes que trabajar con recursos propios o pedir préstamos".

Otra de las preocupaciones de Valverde es la llamada "puerta única": "el hecho de que todas las personas tienen derecho a una plaza residencial y que la lista de admisiones esté centralizada en Mérida provoca casos como que personas que llevan toda su vida en nuestro centro de Plasencia les manden a una residencia en la otra punta de la región".