La familia Casares regenta la última gasolinera extremeña. A 300 metros de los surtidores, empieza Portugal. La estación de servicio se encuentra en Puerto Roque, rodeada de bosques de pinos, y el domingo estuvo en el umbral de la catástrofe, pero la familia Casares, un empleado y un joven portugués evitaron el desastre.

Jesús es el más joven de la familia. El domingo al mediodía se dirigía a la gasolinera. "Vi camiones militares en Las Huertas y me tranquilicé, pero después noté cierta desorganización y comencé a preocuparme. No me dejaban pasar, pero di un rodeo por As Casiñas. Evacuaban todas las aldeas. La gasolinera estaba envuelta en una nube de humo. Vi saltar el fuego por la carretera de una parte a otra de la sierra y nos rodeó. Dejamos mangueras echando agua en cada surtidor, apagamos la luz general, encendimos el generador y fuimos los últimos en salir. El fuego venía detrás de nosotros. Escapamos por Portugal y nada más cruzar, cerraron el paso. Nos abandonaron. Dijeron que iban a dejar un retén de la Diputación, pero no había nada".