"En el primer Gobierno de la Autonomía recuerdo que la Consejería que yo llevaba, la de Presidencia, no tenía ni dinero. No llegaba ni a 50 millones de pesetas el presupuesto total. Yo sabía que un político, por razones de cargo, debe salir en los medios de comunicación, y confieso que con aquella materia que tenía entre manos no sabía cómo salir en los periódicos. Encontré una veta muy bonita que era la situación de los poblados de colonización, y entonces me dediqué a visitarlos y a conocer sus problemas. El mayor reto psicológico para mí fue el primer día que me senté en el despacho de la Diputación de Cáceres, con un folio en blanco, y dije, ¿ahora qué hago?"