En una comunidad autónoma donde el sector turístico, especialmente el enfocado al turismo rural, muestra una tendencia positiva, los graduados en Turismo no terminan de encontrar un hueco. Al menos esa es la situación de Emilia Isabel Campón, y eso que el suyo es el expediente más brillante de la Diplomatura de Turismo del curso pasado.

"En principio, cuando miras todo lo que hay y la importancia que se le da en la región piensas que tiene que haber muchas puertas abiertas, pero en la práctica no es tan fácil", advierte Meli, como la conocen en su entorno familiar y sus amigos. Ella, con 21 años, se ha encontrado sin muchas opciones de dar el salto a su primera experiencia laboral en un sector donde el puesto que habitualmente ocupan este tipo de titulados es el de "simple recepcionista".

Para esta cacereña además existe una contradicción profunda a la hora acceder a un empleo: "Te exigen experiencia pero no te dan la oportunidad". Por eso piensa que fuera de la región pueden abrirse más puertas, aunque su deseo es quedarse aquí. "Siempre se habla de quedarnos aquí, de contribuir al desarrollo regional, pero...".

Además, ahora que está realizando un curso de agente turístico de desarrollo rural y que tiene en la agenda un Máster de Desarrollo Rural, afirma que uno de los grandes problemas de la comunidad autónoma y de su promoción es la falta de cualificación: "La formación que recibimos aquí deja mucho que desear".