El mapa elaborado por la Uex y el INM ha venido a confirmar algo que ya, a partir de datos menos sistemáticos, se conocía, es decir, que Extremadura es una de las regiones europeas con mayor potencial en cuanto a energía solar.

Sin embargo, la realidad es que no parece haber mucho aprecio por desarrollar estas posibilidades, ya que, hasta ahora, el uso de esta energía, limpia e inagotable, es muy limitado. De hecho, su uso se restringe a ciertas viviendas aisladas, donde se instalan paneles solares ante el costo económico de derivar una línea eléctrica de suministro, algunos experimentos en alumbrado público y poco más.

Este panorama puede dar un vuelco si cuajan los dos proyectos de grandes centrales solares en la región, que supondrían una inversión de 500 millones de euros, para poner en marcha instalaciones que proporcionarían en conjunto cien megawatios de potencia.

De momento, todo está inconcreto. En este sentido, cabe señalar que el informe elaborado por el Instituto de Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE), realiza un cálculo según el cual Extremadura contaría en el 2010 con algo menos de 170.000 metros cuadrados de paneles de energía solar, es decir, unas 17 hectáreas. Esto significa una potencia estimada de 25 megawatios, muy lejos de las centrales anunciadas.

Necesidad de subvención

Sin embargo, el cálculo del IDAE parte de una premisa, como poco, discutible. Marca como horizonte conseguir el ratio de metros cuadrados de placas por mil habitantes en función de la media de la UE antes de la ampliación. Por ello, dicho cálculo no tiene en cuenta las posibilidades reales derivadas de la irradiación solar de cada región, sino exclusivamente su población, lo que da un nivel muy bajo para Extremadura, al ser una zona con poca densidad de población.

Más relevante es, en cambio, la parte del estudio del IDAE que hace referencia a la viabilidad económica de estas instalaciones. Así, y por tomar dos ejemplos, apunta que para suministrar agua caliente a una vivienda unifamiliar se necesitarían dos metros cuadrados de paneles de captación, cuyo coste estaría en unos 1.000 euros, a los que habría que sumar el mantenimiento. Si se tratase de un hotel, el cálculo apunta a 173 metros cuadrados, es decir, unos 90.000 euros de inversión.

Por ello, el instituto asegura que, hoy por hoy, la única forma de promover este tipo de energía es mediante subvenciones a los promotores de la instalación.

Posibilidades

Sobre este mismo asunto, la Agencia Extremeña de la Energía plantea cuatro tipos de aprovechamiento. Así, recomienda la energía fotovoltaica aislada para que las viviendas rurales e instalaciones ganaderas distanciadas de las líneas eléctricas dispongan de este suministro, evitando impactos ambientales por el trazado de nuevos tendidos.

Igualmente propone usar la energía solar térmica para calentar agua y dotar de calefacción a viviendas e industrias. Como variación de la primera, la agencia sugiere que se instalen paneles de sobra , con lo que se podrían vender los excedentes a los operadores. Por último, alude a la puesta en marcha de centrales fotovoltaicas enfocadas a colocar su producción directamente en la red.