Mes de febrero. Inauguración de Extresol, la segunda planta termosolar en funcionamiento en la región. Entre la documentación aportada, se subraya un dato: su funcionamiento evitará la emisión de casi 150.000 toneladas de CO2 a la atmósfera, cada año. Así dicho, parece que este tipo de fuentes de energía no producen un solo gramo de gases de efecto invernadero. Pero lo cierto es que, como la mayoría de las industrias, también genera CO2, aunque en menor cantidad que otras fuentes energéticas, como las centrales de ciclo combinado o las plantas de carbón.

Las dos plantas termosolares que el Grupo Cobra (de ACS) tiene en Granada, Andasol 1 y Andasol 2 (de 50 megawatios de potencia instalada cada uno), emitieron el año pasado a la atmósfera 12.000 toneladas de gases de efecto invernadero. Extresol, que pertence a este mismo grupo empresarial y tiene las mismas características que sus hermanas andaluzas, no ha notificado emisiones. Tampoco lo ha hecho la impulsada por Acciona en Alvarado, que lleva casi un año generando electricidad a partir del calor solar. Y no es que no hayan querido, si no que el Gobierno todavía no les ha atribuido su asignación de emisiones. Según fuentes de la Junta, tanto estas dos instalaciones como otras tres plantas termosolares en construcción han solicitado y tienen ya la autorización de emisiones de gases de efecto invernadero a la Junta y están a la espera de que el ministerio fije el cupo --o derechos-- de emisiones. Mientras esto ocurre, pueden funcionar porque tienen el permiso de la Administración regional.

El ahorro que generan este tipo de fuentes de energía verde viene de la comparativa con las térmicas de carbón. Solo la planta de este tipo que EON tiene en Los Barrios (Cádiz) produjo el año pasado 1,7 millones de toneladas de CO2, aunque también es cierto que su capacidad de generación eléctrica es mayor.

Pero las termosolares no son las únicas energías renovables que deben notificar sus emisiones. También las plantas de biomasa están sometidas a este control. El Bioparque Navalmoral, la primera que se pondrá en marcha en Extremadura, evitará, según sus promotores, la emisión de más de 800.000 toneladas de CO2.