«Lo uso desde que estaba en segundo de carrera. Yo soy de Cáceres y estudiaba en Badajoz, y para mí era siempre la mejor alternativa para ir de una ciudad a otra. El autobús era más caro, aunque después lo bajaron y mejoraron bastante, pero los horarios siguen estando más limitados. El tren es que ni lo miraba porque no es una opción», expresa María Mogollón Toribio, de 24 años.

Esta cacereña, que ahora trabaja como fisioterapeuta en su ciudad, es usuaria habitual del coche compartido. Está inscrita en las web de Blablacar y Amovens.

Cuenta que ella no tiene ni coche ni carné de conducir y que el 80% de los viajes que hace son a través de este medio. «La mayoría de las experiencias que he tenido son positivas. Es cierto que en dos ocasiones me han dejado plantada y una vez tuve que esperar 20 minutos, pero son casos excepcionales. También alguna vez he pasado cierto miedo porque el conductor iba a una velocidad muy elevada. Pero la mayoría de las veces ha sido muy agradable. Lo cierto es que tú puedes ver las valoraciones que se hacen de los conductores por parte de otros pasajeros», indica.

Asimismo, cuenta que en su grupo de amigos la mitad son seguidores del coche compartido y otros que prefieren seguir usando el transporte público porque no se fían de esta red social o no les apetece montarse en vehículos de desconocidos.

En cuanto a la situación actual del transporte en Extremadura, aunque considera que el tren tiene una condiciones pésimas, cree que «la llegada del AVE podría suponer billetes muy caros que nadie compre». «Yo creo que habría que invertir en tener un ferrocarril en condiciones, pero que no nos pase como con esos aeropuertos que se estrenan y luego no tienen aviones».