Esther Pérez siempre tuvo clara que su vocación era cuidar a los más pequeños y, tras unos años trabajando como empleada en una guardería, no dudó en lanzarse a dirigir su propio centro en cuanto tuvo oportunidad. Hoy sigue al frente de la guardería Arco Iris, en Cáceres, un centro privado que no solo tiene el aforo completo, sino también lista de espera.

Como especialista en este ámbito, Esther confirma la carencia existente en el campo del cuidado de los más pequeños. Una tendencia que además, asegura, está en alza "ya que cada vez somos más demandados, no solo por la incorporación de la mujer al trabajo, sino porque cada vez más padres creen conveniente acostumbrar a los niños, desde pequeños, a las características de los centros a los que después se incorporarán con tres años. Aquí aprenden a estar con otros compañeros, aparte de que contamos con programas específicos de estimulación adaptados a cada alumno", comenta.

Por ello, Esther no entiende del todo bien las dificultades que la Administración plantea a la hora de abrir guarderías o centros infantiles. "Los requisitos que establece la ley son muy estrictos y provocan que sea muy complicado ofrecer este servicio, cuando se trata de una necesidad más que demostrada", afirma. A su juicio, no tiene sentido que por un lado se reconozca la escasez de plazas y, por otro, no se incentive a aquellos que pretenden cubrir ese vacío.

Asimismo, la directora de la guardería cacereña asume las dificultades que muchos padres deben afrontar por no poder acceder a los centros infantiles públicos, por el coste del servicio privado. En este sentido, apunta que "los niños necesitan muchos cuidados, por lo que es necesario personal suficiente y cualificados para atenderlos, así como los medios y las instalaciones adecuadas".

A su juicio, una buena solución sería que la administración pusiera en práctica conciertos como los que tiene con los centros educativos. "Sería estupendo, porque se darían muchísimas facilidades a los padres", comenta. Al tiempo, recuerda que no se trata de ningún capricho, "sino que, en muchos casos, necesitan verdaderamente que alguien pueda hacerse cargo de sus hijos cuando a ellos les resulta imposible".