No será de obligado cumplimiento mientras no lo ratifiquen los países industrializados responsables de, al menos, un 55% de las emisiones de CO2. Hasta el momento ya lo han hecho 121 estados, aunque la suma de sus gases contaminantes sólo supone un 44% del total. Para que el protocolo sea vinculante bastaría con que lo apoyaran Rusia o Estados Unidos --en el año 1999, el de referencia del protocolo, ambas naciones eran responsables del 17% y 36%, respectivamente, de las emisiones--.