Pilar Manjón ha regresado esta Navidad, como tantas veces, a su tierra: Extremadura. Estos días los pasa en Plasencia con familiares y amigos, al margen de lo ocurrido en la última semana, en la que se ha convertido en un personaje público tras su comparecencia ante la comisión parlamentaria que investigaba los atentados del 11-M en Madrid.

"Durante estos días no he perdido el contacto con el suelo y por desgracia tampoco he perdido el dolor de la pérdida de mi hijo. He sido un personaje público durante una semana y luego me he retirado donde me retiro siempre, a intentar cerrar fuerte los ojos y pensar que aunque estos días sin mi hijo son muy duros tengo amigos con los que poder compartirlo", asegura.

Su hijo Daniel tenía 20 años. Este mes hubiera cumplido los 21. El azar del que habla Pilar se subió con Daniel al tren aquella mañana del 11 de marzo. Sólo quedó intacto el mecanismo de su reloj, que todavía funciona en la muñeca de su madre. Pilar tiene otro hijo y sigue viviendo cerca de la Estación de El Pozo.

Ahora que está en Extremadura aprovecha para recordar que "hay más extremeños afectados, aunque yo he sido estos días la cara y la gente me identifica con las víctimas".

Desde aquel día Pilar no es la misma. Lleva nueve meses de baja psiquiátrica y asegura que nunca podrá recuperarse de la pérdida de su hijo. Se muestra contundente a la hora de hablar de reivindicaciones y de exigir compromisos con las víctimas, pero su voz se quiebra cuando recuerda que entre los que fallecieron en aquellos trenes estaba Daniel.

Ahora refugia su dolor en Plasencia y reconoce que suele venir "a menudo a Extremadura, a mi tierra y con mi gente. Es un placer pasear por la región cuando la gente te da besos y abrazos como muestra de solidaridad. Me alegro de que en mi tierra me digan que están conmigo y que me den el pésame aunque sea nueve meses después".