El propósito de la nueva ley es hacer frente al ‘fenómeno botellón’. Según pone de manifiesto el responsable Juventud, Felipe González, el consumo de alcohol en menores «es un problema sociológico» de clara «tradición anglosajona». Hace hincapié en la problemática que supone que los niños «tengan necesidad de ser adultos rápido» y adopten medidas características de una edad madura. González argumenta la redacción de la nueva norma en la necesidad de «atajar el consumo en menores».

En ese sentido, el borrador de la ley detalla que el porcentaje de personas menores entre 14 y 18 años que han consumido alcohol en los últimos doce meses en Extremadura se eleva a más del 80% y que la edad de inicio ronda los 13 años. Esta ingesta cada vez más precoz provoca, según la OMS y el Ministerio de Sanidad, que «la defensa ante el alcohol sea más baja en menores de 17 años» y esté relacionado con «enfermedades hepáticas, cardiovasculares, mentales y neurológicas», aparte de condicionar el peso, el desarrollo, el rendimiento escolar y la convivencia familiar.

El prólogo de la norma también destaca «el escaso impacto en los adolescentes» que la norma de beber esté fijada solo a partir de 18 años. Apunta que «la facilidad de adquirir las sustancias, la proliferación de los estímulos y la ineficacia en las multas revela la necesidad de un nuevo enfoque». En cuanto al propósito, González apunta que nace del «diálogo social» y señala que hasta ahora esta problemática ha estado «dispersa» en varias leyes y ahora tendrá un efecto más práctico. El responsable del Instituto de la Juventud asevera que la política de «prevención» debe jugar un papel esencial. De hecho, la norma contempla hasta seis ámbitos para concienciar sobre su consumo. G. g.