Y al final ocurrió. Como venían avisando, los diputados del PP no entraron en el primer pleno de ayer por solidaridad con sus compañeros sancionados, Alberto Casero y Teresa Angulo. Pero esa ausencia no fue lo único llamativo de la sesión más tranquila que se recuerda, al menos en los escaños.

Antes de empezar, la polémica. Personas contrarias a la refinería se agolpaban a las puertas del Parlamento e intentaban asistir como público al debate, pero se encontraban con una sorpresa: el palco estaba copado por personas que habían solicitado previamente por escrito una invitación. Aún así, la Asamblea habilitó tres salas para seguir las intervenciones, pero muy pocos aceptaron la oferta y tanto PP como IU criticaron la situación.

El presidente de la Junta, Juan Carlos Rodríguez Ibarra, mostró su respaldo a la labor del presidente de la Asamblea, Federico Suárez, mientras que Cristóbal Guerrero (IU-Siex) se apoyó en versos de Quevedo. Eso sí, este último se refirió al primero en todo momento con un insólito "señor diputado presidente Rodríguez".

Tras el debate de la refinería llegó la polémica, esta vez fuera del hemiciclo. El popular Javier Casado denunció que su grupo se siente "vilipendiado" y avisó de que a partir de ahora se van a cuestionar "muchas cosas", como la reforma del reglamento de la Asamblea, un proyecto que calificó de "camelo". También arremetió contra Suárez, al que tachó de "farsante" por su intención de abrir el Parlamento, y Cristóbal Guerrero, que a su juicio "se ha bajado los pantalones" ante Ibarra. El propio Guerrero respondió: "Me resbala".

La crisis parlamentaria no remite. Así, hubo un enfrentamiento entre Suárez y los dos diputados del PP en la Mesa del Parlamento, que según el presidente no debieron secundar a el plante . También cruzaron diversas acusaciones Casado y la consejera portavoz, Dolores Pallero. Ya lo dijo Julio Iglesias. La vida sigue igual.