De La Bamba de Los Lobos en 1992, estreno del festival Womad en el Príncipe Felipe, al encantador soul de la americana Bettye Lavette en la edición más reciente del 2007 en la plaza Mayor. En 16 ediciones, cientos de artistas venidos de los cinco continentes han hecho de Cáceres un escenario mundial. Si Peter Gabriel, fundador del festival, pisó el césped del estadio del Cacereño en 1993, una década después Bebe empezaba a triunfar en la arena del recinto hípico.

A pesar de las críticas a la calidad de los carteles en los últimos años, nadie podrá olvidar en el 97 la simpatía del cubano Compay Segundo, fallecido en el 93, ni el magnetismo en el escenario de la estadounidense Suzanne Vega y los inicios de Juan Perro, tras cerrar su etapa con Radio Futura, en 1995. Eran tiempos de convulsiones. Womad sí, Womad no. Dentro o fuera del casco antiguo y dudas sobre la conveniencia, por seguridad, de celebrar entre semana la cita multiétnica.

Y es que los escenarios de Womad han servido, principalmente, para dar a conocer a músicos desconocidos para el gran público, pero también a otros con prestigio en la escena internacional. Los Van Van, de Cuba, en 1996; la griega Elefteria Arvanitaki, fusión de folk griego y sonidos mediterráneos en 1999; la colombiana Petrona y su impactante voz en 2004 o la reciente presencia de la brasileña Tania María en 2006 con sus boleros.

Pero el festival también se ha convertido en trampolín para los grupos extremeños que, hasta su debut en el festival, eran prácticamente desconocidos. A los jovencísimos Sangre Nueva, con el cantaor Pedro Peralta a la cabeza en 1999, se unieron luego otros como el afromeño Gecko Turner y la voz de Gene García. Tampoco será fácil olvidar a Los Niños de los Ojos Rojos, con faldas escocesas, haciendo saltar al público en San Jorge en el 2006.

El debate sobre el espacio idóneo para albergar el festival también ha condicionado los conciertos con mejor respuesta. Si la plaza Mayor registraba llenos a las horas más tardías --la música dejó de sonar en las ediciones más recientes poco después de la medianoche--, otros enclaves como San Jorge o Conde de Canilleros se quedaban pequeños para los espectadores.

Todo ello pertenece a una convocatoria que nunca dejó indiferente a nadie. A las protestas por