El respaldo de España a la guerra de Irak no revertirá en beneficio de sus empresas. Así lo reconocen altos cargos del Gobierno tras los contactos mantenidos durante las últimas semanas con las autoridades de Estados Unidos. El Ministerio de Economía, encabezado por Rodrigo Rato, asegura que en el proceso de reconstrucción de Irak no habrá privilegios políticos para la firmas españolas, por lo que descarta que obtengan grandes contratos.

Tres secretarios de Estado --Ramón Gil Casares (Exteriores), Juan Costa (Comercio) y Fernando Díez Moreno (Defensa)-- han celebrado varias reuniones con la Administración de George Bush. El mensaje recibido en estos contactos ha sido inequívoco: Washington, a través de la Agencia Federal para el Desarrollo Internacional (USAID), sufragará la reconstrucción de Irak en su fase inicial, por lo que todos los contratos serán para firmas de EEUU.

UN "PAPEL NORMAL"

Díez Moreno, coordinador del Gobierno para la reconstrucción de Irak, reconoció ayer que en esta primera fase las corporaciones del resto de países sólo podrán pujar por las subcontratas que liciten las sociedades estadounidenses. Costa advirtió de que deben ser las propias empresas españolas las que decidan qué papel quieren desarrollar en Irak, ya que el Ejecutivo jugará "su papel normal" en este proceso.

El otro factor que condicionará la participación española en el negocio de la posguerra de Irak es la decisión del Fondo Monetario Internacional (FMI) de pilotar este proceso junto al Banco Mundial y bajo el paraguas de las Naciones Unidas. Este acuerdo, alcanzado el pasado fin de semana, permitirá que la comunidad internacional asuma solidariamente los costes de poner al día las infraestructuras iraquís. Pero, según el Gobierno, también diluirá el protagonismo de España en este conflicto, y por tanto las opciones de las firmas españolas de lograr grandes contratos.

Costa, secretario de Estado de Comercio y Turismo, aseguró ayer en un encuentro con periodistas que España participará en la "conferencia de donantes" que se convocará para financiar la reconstrucción de Irak, aunque no concretó cuál será su aportación. El Gobierno desvincula este desafío de la comunidad internacional de los estragos causados por la guerra, pues las penurias iraquís datan de muchos años atrás.

Junto a sus deficitarias infraestructuras, Irak arrastra una deuda externa de entre 200.000 y 380.000 millones de dólares. Según Juan Costa, gran parte de esa deuda --500 millones de dólares en el caso de España-- deberá ser condonada.