La ministra de Agricultura, Elena Espinosa, pidió ayer una reforma de la Organización Común de Mercado (OCM) del vino menos "violenta" que la que propone la Comisión Europea (CE). Espinosa rechazó, durante el Consejo de Agricultura de la UE, el proyecto porque se centra en el arranque de 400.000 hectáreas de viñedo, lo que para España podría causar "daños medioambientales y sociales irreversibles". También señaló que "la reforma de la OCM no tiene que hacerse a costa de la destrucción de nuestro patrimonio agrícola, ambiental y cultural y debe conservar lo mejor de nuestra producción". Por otro lado, subrayó que la supresión drástica de las actuales medidas de ayudas "dejaría totalmente desarmadas" a las administraciones para paliar los efectos de las variaciones estacionales de la producción.

Bruselas propone suprimir los actuales apoyos comunitarios y sustituirlos por un presupuesto nacional asignado para cada país, distribuido por los Gobiernos. Pero España critica, en concreto, que se supriman las ayudas al mosto y a la obtención de alcohol de uso de boca (para fabricar brandy) porque "tendría efectos imprevisibles" en los mercados de bebidas espirituosas, el sector del zumo de uvas y el sector vitivinícola, que debería gestionar importantes volúmenes.