Los especuladores del sector inmobiliario lograron comprar el año pasado en Extremadura más de 3.000 viviendas de nueva construcción, según los datos aportados a EL PERIODICO EXTREMADURA por diversas fuentes del sector. En los últimos años, explican desde las propias empresas inmobiliarias, se ha detectado un sensible incremento de este tipo de compradores de inmuebles en la región, hasta el punto de que actualmente ya adquieren una de cada cinco nuevos pisos.

El último informe del Colegio de Arquitectos de Extremadura señala que el año pasado se visaron --se refiere a proyectos con licencia-- en la región un total de 16.000 viviendas, una cifra similar a la de los pisos que salieron a la venta. De estos, las empresas inmobiliarias calculan que el 20%, alrededor de 3.200, acabaron en manos de auténticos especuladores que no tienen la intención de habitar el piso en ningún momento y esperan rentabilizar su inversión a corto o medio plazo.

Estos datos se ven avalados por el último estudio de Euroconstruct --un grupo independiente de análisis del sector de la construcción formado por 19 institutos europeos--, que asegura que el 45% de las viviendas que se construyen en la región no son necesarias, según las demandas teóricas de reposición desde un punto de vista demográfico. Es decir, que la burbuja inmobiliaria extremeña se traduce en que 7.000 viviendas de las 16.000 que se empezaron a construir el año pasado no respondían a una demanda real.

Esto explicaría, entre otras cosas, el elevadísimo número de viviendas vacías que hay en la comunidad. Así, los últimos datos del Ministerio de Fomento situaba a Extremadura como la región española en la que más ha aumentado el volumen de inmuebles desocupados durante la última década. De esta forma, si en 1991 se contabilizaron 69.247 pisos, en el 2001 había ya 103.760, lo que supone un incremento del 49,8%. La situación es especialmente llamativa en Cáceres, donde se ha pasado en estos diez años de 30.164 viviendas vacías a 52.761, es decir, un 49,8% más. Extremadura es la comunidad donde más ha aumentado el censo de pisos desocupados, mientras que Cáceres es, con mucha diferencia, la provincia donde más se ha multiplicado esta cifra.

Con todo, la demanda --sea real o no-- no cesa, y desde las empresas constructoras indican que cerca del 80% de las viviendas en construcción están vendidas antes de que finalicen las obras, una cifra que ha crecido considerablemente en los últimos años.

SECTOR EN ALZA

Todo esto ha provocado que en los últimos tiempos la construcción de nuevos inmuebles se haya disparado en la comunidad autónoma. De hecho, en el 2000 había en Extremadura diez residencias construidas por cada 1.000 habitantes, una tasa que a día de hoy, sólo tres años después, se ha situado en quince por cada 1.000 habitantes.

Pese a este fuerte incremento, que se mantiene constante en los últimos años, el mercado inmobiliario extremeño sigue siendo uno de los más débiles del país. En este sentido, el Ministerio de Fomento asegura que a lo largo de la última década en la comunidad se han puesto a la venta un total de 50.686 nuevas viviendas, lo que sitúa a la región en los últimos puestos sólo por encima de La Rioja (23.524), Navarra (36.659) y Cantabria (38.449).

Los expertos consultados por este diario sostienen que no existen estudios ni estadísticas que señalen con fiabilidad quiénes son los compradores de estas viviendas teóricamente innecesarias, aunque apuntan que buena parte de ellos son especuladores que han decidido invertir su dinero en el sector de la vivienda y foráneos que adquieren casas como segunda residencia.

Las empresas promotoras explican que el auge de estas prácticas se debe, entre otras cosas, a que el inmobiliario es el único sector en el que los beneficios son seguros, a diferencia de lo que ocurre en la bolsa. Así, para poder entrar en este lucrativo negocio sólo hace falta "tener dinero y ser valiente", puesto que la cantidad mínima para realizar la inversión inicial oscila entre los 12.000 y los 30.000 euros (entre dos y cinco millones de pesetas).No existe un perfil de estos inversores, puesto que desde las inmobiliarias señalan que abarca desde el empresario que aborda estas operaciones como complemento a sus negocios hasta el jubilado que invierte sus ahorros en la compra de una vivienda.