A la hora de elegir dónde vivir en Badajoz suele primar la céntrica situación y la buena comunicación, pero la idónea ubicación puede colisionar con el inconveniente del exceso de ruido, provocado por el tráfico, sobre todo en las grandes avenidas y los cruces más transitados o las molestias propias de los lugares donde se acumulan los negocios de ocio nocturno. A los habitantes de estas zonas sólo les queda acostumbrarse, aislar sus casas o trasladarse.

Es el caso de Paqui Pérez, que vive con su marido y sus dos hijos pequeños en el edificio Paraíso, situado en la esquina de Sinforiano Madroñero con Godofredo Ortega y Muñoz, justo en la rotonda. A las molestias propias del tráfico en una gran avenida, se suman los frenazos y acelerones que se producen en una glorieta tan transitada y las sirenas de las ambulancias que se dirigen al puente Real. Pero además, en la zona han proliferado los locales de copas que abren hasta bien entrada la madrugada. Al ruido externo hay que añadir el del interior del bloque, dado que muchos vecinos, debido a las molestias, se han marchado y han alquilado sus pisos a estudiantes.

El exceso de ruido que soportan, dentro y fuera del edificio, ha obligado a esta familia a decidir trasladar su domicilio y ahora se están construyendo una casa a las afueras de la ciudad. "Sobre todo buscamos tranquilidad", señala Paqui, que vive en este piso desde hace 12 años. Entonces estaba soltera y en aquella época todavía no existía el puente Real, con lo cual esta calle tenía el tráfico normal de cualquier otra avenida. Pero ahora ni el climalit de las ventanas recobra el silencio.

No es el caso de Magdalena Sánchez, que vive en la esquina de la avenida de Colón con la autopista desde hace más de treinta años y no está dispuesta a mudarse. Cuando ella llegó, la feria de San Juan se celebraba enfrente, donde ahora está el Banco de España y más allá de su edificio "todo era campo".

Ahora es uno de los cruces con más tráfico rodado de la ciudad, sobre todo a horas punta. "Hay más gente, más tráfico, las bocinas, la sirena de las ambulancias que continuamente pasan hacia el puente Real o el de la Universidad, los bomberos...". Magdalena optó por aislar su vivienda, colocó doble acristalamiento en sus ventanas y el cierre del balcón, que actúa como una cámara aislante. Con estas soluciones, asegura que el ruido ya no es molesto dentro de casa. Esta mujer nunca se ha planteado mudarse, "porque el sitio me gusta mucho y ya estoy acostumbrada".