Es difícil entender que una empresa que el año pasado aumentó sus ventas un 20% y duplicó sus exportaciones se encuentre en concurso de acreedores desde enero pasado. Pero es lo que le ha sucedido a Bodegas Ortiz, una firma familiar de Almendralejo con casi siete décadas de historia y que va ya por su tercera generación. Y la explicación no podía ser otra: la falta de liquidez. "La empresa necesita mucha financiación y esta se ha cortado de repente", explica su gerente, José Ortiz, que afirma que se ha pasado de una situación en la que "el dinero de los bancos llegaba fácil" a otra en la que "pólizas que te renovaban año tras año sin problemas, ahora te empiezan a decir que no". El concurso fue necesario (solicitado por un acreedor) y con una deuda estimada de cuatro millones de euros, que se quedan en tres "si se restan las aportaciones realizadas por los socios".

Durante los últimos años, la empresa había invertido alrededor de un millón de euros en modernizar sus instalaciones (compra de equipos de frío, de nuevos depósitos o de barricas) y otros dos millones más "comercialmente y en la estructura de la bodega". Unas inversiones necesarias para que estas bodegas se pudieran abrir paso en el mercado, pero que ahora le han pasado factura. Sin embargo, Ortiz remarca ante todo que la empresa es "rentable" y que su intención es seguir adelante. "La administración concursal ha dicho que es viable, que cuenta con un buen volumen de negocio y una cartera de clientes bastante importante", incide este empresario, para quien lo que hay que hacer ahora es "aguantar, seguir aumentando las ventas y llegar a un acuerdo con los acreedores", de los que confía que tengan "una postura razonable. Sería bueno para todo el mundo".

Confiesa que los peores momentos los pasó justo antes de que se iniciase el proceso concursal: "No dormía, estaba con mucho estrés y lo pasé muy mal. Esto es una empresa familiar y le tienes un cariño especial. No quería tirar por la borda el trabajo de muchos años, justo cuando comenzaba a dar sus frutos". Con los administradores asegura no haber tenido "ningún problema. Tienes que ajustarte a las directrices que ellos marcan. Supervisan todo lo que son cobros y pagos pero en el día a día se dejan guiar".

Bodegas Ortiz tiene una producción de unas 400.000 botellas anuales que, además de en el mercado español, comercializa en Estados Unidos, Inglaterra, Dinamarca, Holanda, Alemania, Polonia, China y Canadá. Su plantilla la integran nueve trabajadores, para los que este proceso también está resultando "complicado", pero que "se han volcando y están comprometidos con esta empresa. Muchos de ellos llevan trabajando muchos años aquí".

De los bancos Ortiz asegura que "no dan nada. Ni antes del concurso ni ahora. Pero no ya un préstamo, ni siquiera una línea de descuento. Tenemos que esperar a que venzan los pagarés". Una circunstancia que se agrava en el momento en que todos los proveedores (uva, etiquetas o corcho) comienzan a exigir "todos los pagos al contado", mientras que los plazos de cobro a los clientes "se alargan cada vez más".