Un total de 130 militantes de la organización islamista radical Ansar al-Islam murieron en el ataque a su base en el norte de Irak lanzado por las milicias kurdas con apoyo de fuerzas estadounidenses. EEUU vincula a Ansar al-Islam con Al Qaeda.

La operación, en la que intervinieron unos 8.000 combatientes de la Unión Patriótica del Kurdistán (UPK), se llevó a cabo el viernes, pero los americanos no informaron del número de islamistas muertos hasta ayer. De los atacantes, sólo resultaron heridos tres peshmergas (guerrilleros kurdos), según la misma versión.

Los kurdos se apoderaron de una base de Ansar al-Islam y de varias aldeas que controlaban los islamistas entre Halabja y la frontera de Irán. El jefe del mando central de EEUU, el general Tommy Franks, anunció ayer que en la operación fue destruida "una infraestructura terrorista". Washington asegura que Ansar al-Islam trabaja para desarrollar armas químicas con ayuda de Al Qaeda.

AVANCE CONSOLIDADO

Al oeste de allí, los peshmergas han consolidado las posiciones ganadas en su avance de 25 kilómetros hacia Kirkuk a través de las antiguas líneas iraquís. Este movimiento, que comenzó el viernes, se ha realizado sin combates: los kurdos avanzaron después de que las fuerzas de Sadam Husein decidieran replegarse hacia el sur para reforzar la defensa de Kirkuk y eludir los bombardeos aliados sobre sus posiciones iniciales.

La aviación estadounidense intensificó ayer sus bombardeos sobre las líneas defensivas iraquís de Mosul. Al norte, los iraquís resisten, pero los kurdos no prevén atacar hasta que EEUU concentre más soldados y armas. Los turcos, por su parte, podrían decidirse a entrar en el Kurdistán si los kurdos tomasen el control del petróleo de esas ciudades.