Ni siquiera después de convertirse en campeón del mundo perdió Vicente del Bosque su habitual sencillez. Tranquilo, comedido y tremendamente reflexivo, el seleccionador español no tuvo ni un reproche para nadie. Prefirió centrase en la alegría que supone un éxito maravilloso, cimentado en la humildad y el grupo. "Este título es el éxito de todos", proclamó.

Esa es, precisamente, la grandeza de la selección española, un grupo sólido y excelente que ha sabido superar todas las barreras. La derrota ante Suiza en el estreno alteró el guión, pero el reconocimiento final premia el trabajo bien hecho. "Este Mundial es el triunfo del buen fútbol, del juego alegre y ofensivo. La derrota en el primer partido no nos hizo cambiar. Es el ejemplo de la madurez y el compromiso de mis jugadores. Estoy orgulloso de ellos".

LA HERENCIA Y los jugadores también están a gusto con su seleccionador, un tipo que nunca pierde la compostura, un señor que pocas veces alza la voz. Las críticas de Luis Aragonés tampoco modificaron su pensamiento. A la hora de la verdad, la filosofía de Del Bosque ha triunfado. "Este título es la herencia del 2008, allí se tomó el impulso para conquistar el Mundial. No hemos borrado ninguna huella del pasado. Hemos introducido algún cambio, pero se ha mantenido el origen".

EL CAMBIO DE CESC Elegante y respetuoso, tampoco tuvo reproches para Holanda, un rival que se comportó con una tremenda dureza. Las patadas fueron brutales, impropias de una selección que representó el fútbol total hace tres décadas. De aquella naranja mecánica de Johan Cruyff no quedan ni las cáscaras. "Quiero felicitar a los holandeses, han sido un rival digno. Ha sido un partido intenso y prefiero no opinar de la dureza, me quedo con el fútbol, que es lo importante".

El éxito de Del Bosque venga los fracasos de antiguos preparadores, gente como Miguel Muñoz, Javier Clemente o José Antonio Camacho, que se quedaron en los cuartos de final en los mundiales de 1986, 1994 y 2002, respectivamente. Vicente va más allá. "España merece este premio. El público de todos los pueblos del país ha apoyado muchísimo. Estamos contentísimos de brindarles este gran triunfo".

El técnico no quiso centrar el éxito en la figura de Iniesta. "No hay que hablar de Andrés ni de Xavi. Es el éxito de todos", insistió. Esa frase resumió el sentimiento de Del Bosque, que acertó con el cambio de Cesc. "Sí, él modificó el rumbo del partido. Desde su entrada tuvimos más dominio y profundidad. Holanda había hecho un gran desgaste físico y lo acabó acusando. Es lógico".

El triunfo de España entierra la referencia a la furia, aunque Del Bosque no quiso desterrarla totalmente. "El gol de Puyol tuvo algo de eso", dijo. Pero la campeona del mundo no se rige ya por esas señas. Ahora en España triunfa la calidad, el toque, la inteligencia. Y también el buen ambiente, algo que no pasaba en épocas cercanas. "Estoy encantado con este grupo. No ha habido ningún episodio desagradable y eso ya es importante", destacó el míster .

El fútbol desagradable queda para Holanda. "Nuestra intención era jugar bien, pero queríamos frenar a un gran rival. Nos ganó la mejor selección del mundo", reconoció Van Marwijk, el seleccionador holandés.