"La mitad de la gente está tapada. No ha denunciado por miedo o vergüenza, afirmaba ayer Francisco Javier Salgado, una de las víctimas del supuesto fraude en Puebla de Obando. Su mujer, Isabel Serván, cuenta que entre ambos han llegado a sumar casi una decena de cartillas y otras tantas tarjetas de crédito, tarjetas que en su mayor parte no habían pedido y que ni siquiera les llegaban, todo lo contrario que sus cuantiosas comisiones. Además, solicitó dos préstamos por un importe algo inferior a los 50.000 euros que se esfumaron en tres meses a base de reintegros por duplicado --en un mismo día podían aparecer dos por un valor de 1.200 euros cada uno-- y transferencias sin motivo. "He estado trabajando para Banesto, y encima debo dinero".

Otro de los casos más flagrantes es el de Dámaso Cordero, con siete préstamos concedidos por un importe de 120.000 euros sin pedir ninguno de ellos, lo que no le exime de pagar hasta 2.700 euros al mes en cuotas. "El único crédito que he pedido me lo aumentó de cantidad, pasó de los algo más de 18.700 que había solicitado a 28.000. En total he perdido entre 48.000 y 54.000 euros. Han llegado a aparecer pagarés con mi firma por detrás que yo no he firmado nunca".

Asturiano de origen, en el 2005 Miguel Polo decidió vender su piso en Madrid "con la ilusión" de construirse una casa en Puebla de Obando. Suscribió una hipoteca de autoconstrucción a la que siguieron otros tres préstamos "paralelos". Intento en múltiples ocasiones reunificar la deuda, pero desde la oficina de Banesto se le fue dando largas, incluso una vez finalizada la casa. "He estado pagando más de dos mil euros al mes, cuando tenía que haber pagado 500 o 600", afirma. Durante ese tiempo llegó a estar en paro y, con cuatro hijos, la situación económica se hizo insostenible, por lo que, por recomendación del responsable de Banesto, llegó a contratar otros tres préstamos, el último de ellos "a pesar de que le dije que lo anulase" antes de hacerse efectivo. En total estima que ha perdido unos 15.000 euros. "Lo que más me fastidia es que yo he confiado ciegamente en él", dice Miguel, al que aún le queda algo de humor para decir que "esto es el timo del cucu . Es lo que te decía cuando las cosas de ponían mal. O eso o te hacía esto (gesticula haciendo la señal de la cruz)".

"A mí me concedieron un crédito de 24.000 euros que no pedí y que no me han ingresado. Estoy pagando trescientos euros al mes", relata Narciso Vizcaíno, un pensionista que detalla como a su cuenta se cargaban gastos "de 150, 200 o 500 euros" que él nunca realizó.

Transferencias fantasma

Al enviudar su padre, María Pérez y sus dos hermanos quedaron autorizados para utilizar su cuenta. Ahora se encuentra con que "se han hecho transferencias a mi nombre, al de mi marido o al de mi hermano que no sabemos adonde han ido. "No aparece por ningún lado", asegura. Además, se han cargado gastos inexistentes a la cuenta. Sobre el responsable de la sucursal de Banesto cuenta que ha llegado a "amenazarme e insultarme, incluso a decirme que era yo la que había estafado a mi padre".

Juan José Liberal pidió un crédito para una casa. "Era por quince millones de pesetas y la casa me costó doce. Los tres restantes han desaparecido. Con las tarjetas también me han enganchado. Me las han dado sin pedirlas y me han sacado dinero. También me han hecho otro préstamo de 16.000 euros y las perras no las he visto. Ahora me amenazan con quitarme la casa".