El Sistema Nacional de Salud estudia la posibilidad de crear una normativa que obligue a retirar las máquinas expendedoras de chucherías y bollería industrial, así como la venta directa en cafeterías de los centros docentes, como medida contra la obesidad infantil y juvenil.

En el caso de que se llegase a un acuerdo a nivel estatal la consejería de Sanidad y Dependencia ha manifestado, que con la finalidad de facilitar la equidad en todo el Estado, se adscribiría y apoyaría la nueva norma.

Los expertos insisten en la influencia que ejerce el entorno educativo en la alimentación de los niños, y recuerdan que un niño con exceso de peso tiene más posibilidades de convertirse en un adulto obeso, suponiendo un grave problema de salud, que a su vez origina otros mayores como diabetes, enfermedades cardiovasculares, e incluso algunos tipos de cáncer.

En los colegios extremeños que tienen comedor ya se están aplicando medidas para fomentar dietas variadas y saludables entre los escolares, al mismo tiempo que se recomienda a los padres un menú para los recreos, en los que solo se incluye bollería industrial un día a la semana. El problema, por tanto, se encuentra sobre todo en los institutos que cuentan con servicio de cafetería y en los que se ofertan estos productos, en este caso, al no existir una normativa que regule la venta o no de los mismos, cada centro está aplicando su propia postura, habiéndose prohibido en algunos casos.

El Gobierno extremeño no es partidario de prohibir ciertos alimentos porque ello supone decir que son nocivos o "totalmente malos", con las repercusiones que ello podría provocar. Por ello se apuesta por hablar de alimentos más saludables o menos saludables y no de malos o buenos. La calidad de la alimentación la determina el que alguna vez tome golosinas y/o bollería industrial, sino que lo hace el conjunto final, la variedad de alimentos que ingiera.