No solo persisten estereotipos y actitudes sexistas, sino que las nuevas generaciones de extremeños continúan expuestos a un modelo de educación, en el hogar y en sus centros de enseñanza, que fomenta la desigualdad entre géneros. Lo pone de manifiesto un trabajo sociológico realizado por el catedrático de la Universidad de Extremadura (Uex) Fernando González Pozuelo que revela la percepción que tienen más de 2.600 niños y jóvenes de la región de entre 10 y 17 años sobre cuestiones como el reparto de las tareas del hogar, la violencia machista o el escaso papel histórico que lo libros de texto conceden a las mujeres.

"Hemos detectado que junto a tendencias mayoritarias no discriminatorias, muchos chicos todavía tienen muy arraigado el estereotipo sexista, pese a que muchos de ellos afirman lo contrario, pues son conscientes de que no está bien visto por esta sociedad manifestar actitudes discriminatorias", explica a modo de conclusión González Pozuelo, que para la realización de este trabajo ha contado con la colaboración de sociólogos como José Antonio Pérez Rubio, Rocío Blanco Gregory y Juan Rumbao, además del pedagogo José Gómez Galán y el inspector de Educación Pedro Navareño.

En los cuestionarios se ha preguntado a los jóvenes sobre aspectos de sus vidas cotidianas, tanto en el entorno familiar como en el educativo, que puedan originar situaciones discriminatorias. En aspecto tan básicos como a quiénes se impone horarios más estrictos o a quiénes se da más libertad para salir los fines de semana aparecen, como advierten los autores, los primeros indicios discriminatorios con tintes sexistas. Los adolescentes extremeños perciben que el nivel de exigencia es mucho mayor para las chicas --el 35% dice que ellas están más controladas--, que a los chicos --13%--, aunque ya más de la mitad de los encuestados responde que "a los dos por igual". Y los porcentajes casi se repiten cuando se les interroga por el ocio durante viernes, sábados y domingos: el nivel de restricción es mayor para las chicas que para los chicos.

EVOLUCION FAVORABLE No obstante, para González Pozuelo se percibe un cambio progresivo en el seno de las familias hacia una educación cada vez más igualitaria. Y esto a pesar de que "en el caso de las tareas en casa un gran número de encuestados siguen observando un trato discriminatorio, al exigir una mayor colaboración a ellas". El 40% de los estudiantes así lo afirma.

"La familia aún fomenta la diferenciación clásica de lo masculino en el mundo público y de lo femenino en lo privado. La imagen femenina es percibida como adulta al hacerse cargo de las tareas domésticas, pero como una niña para enfrentarse al mundo externo. Por el contrario, a los varones les exigen muy pocas responsabilidades en la vida familiar", explica.

En la misma línea, los estudiantes extremeños reconocen que sus madres siguen ocupándose mayoritariamente de tareas del hogar como barrer, hacer la cama, preparar la comida, planchar o hacer la compra. E incluso, sobre porcentajes inferiores, admiten que las hijas suelen hacerse cargo de estas labores con mayor frecuencia que sus hermanos varones.

Por eso, el autor de este trabajo asevera que las madres siguen asumiendo el "trabajo doméstico como función primordial", mientras que el "trabajo fuera del hogar es una extensión de las responsabilidades tradicionales". Por contra, la participación de los padres "es escasa y prácticamente se reduce a las tareas de reparación". Pero por si fuera poco, González Pozuelo pone de manifiesto que los progenitores no solo ejercen ese rol sino que lo transmiten a sus descendientes. Todo esto lleva a que aún haya una tercera parte de los adolescentes de la región que opinan que es la mujer la que debe hacerse cargo en solitario de las tareas del hogar.

TAMBIEN EN CLASE Pero no solo se trata de los valores y modelos que se transmiten en el seno de la familia. Los estudiantes de la región también perciben y constatan indicios de sexismo en la educación que reciben en los centros de enseñanza. El 28% asegura que los profesores dispensan un trato diferente a los chicos que a las chicas y más de la mitad (56%) piensa que los libros de texto solo atribuyen los avances de la humanidad a los hombres, sin poner en valor el papel de la mujer en la historia. "Sigue estando tratada desde un solo punto de vista, el masculino", apunta el sociólogo de la Uex, que recuerda que uno de los principios de la Ley Orgánica de Educación (LOE) es el de no discriminación por razón de sexo: "Con el fin de que las desigualdades basadas en el género no sean transmitidas por la educación académica".

En líneas generales, González Pozuelo estima que "las mujeres se han ido incorporando a un sistema escolar que respondía a las necesidades formativas del modelo masculino, sin tener en cuenta las particularidades del género femenino" y sin poner en tela de juicio que eso favorecía el desarrollo integral de los niños sin limitaciones derivadas del género o si se fomentaban intercambios y relaciones basadas en la no discriminación". Por ello aboga por una profunda reflexión sobre los fines y métodos aplicados en la educación extremeña y poder así avanzar hacia "la igualdad y el respeto de ambos sexos".