La localidad pacense de Casas de Don Pedro estaba ayer dividida. Algunos vecinos habían acogido con estupor las informaciones que hablaban de la detención de tres vecinos por su presunta implicación en una red de legalización de inmigrantes. Para otros, por el contrario, era algo previsible, porque ya se había hablado algo en el pueblo.

El silencio más absoluto reinaba en el ayuntamiento, lugar de trabajo de uno de los acusados, G. R., administrativo. Sus compañeros atendían con normalidad a los vecinos. La alcaldesa, Inmaculada Vicente García de la Trenada que estrena cargo esta nueva legislatura, declaró a EL PERIODICO EXTREMADURA en su despacho que no había tenido conocimiento de la investigación "a pesar de que sé que había muchos que sí lo sabían", sentenció. Supo de la noticia el jueves día 11, y de boca de una de las dos hijas del detenido. Afirmaba con rotundidad que ni había sospechado ni había sido informada de la investigación. Dejó claro que "hasta que no se aclare todo no hablaré del asunto", aunque reconoció que todo era muy extraño cuando hacía más de 18 años que el detenido trabajaba en el ayuntamiento.

En la plaza de España, junto al edificio consistorial, un grupo de vecinas de diferentes edades pasaban la mañana. Entre ellas una tía del acusado que no quiso hablar. Sin embargo, sus acompañantes reconocieron haber visto al funcionario paseando por la plaza ayer mismo.

Pacto de silencio

A medida que los medios de comunicación iban ofreciendo más datos, los habitantes los convertían en tema único de conversación. Sin embargo nadie quería hablar abiertamente por ser "vecinos de muchos años", como si de un pacto de silencio se tratara. Pero --sin identificarse-- reconocían que hacía tiempo que había rumores "acerca de algunos papeles".

La investigación se remonta a finales del 2006, cuando gobernaba el popular Francisco Rodríguez López. Ayer, en comunicación con este diario, reconoció que se enteró de lo ocurrido por la radio, de vuelta a casa de su trabajo como maestro. Aseguró que tampoco tenía conocimiento de la investigación que se estaba llevando a cabo, e insistió en que nunca había visto nada raro. "Mi relación con él era buena, la misma que con el resto de funcionarios. Todo esto me ha extrañado mucho, estoy totalmente sorprendido", indicó.

Rodríguez López dijo no saber con exactitud que se hubiera falsificado o no su firma, porque muchas veces era el primer teniente de alcalde el que firmaba puesto que él no estaba liberado y seguía trabajando.

Con respecto a la mujer marroquí detenida como cabecilla, junto a su marido, recordó que eran dos hermanas, una de ella con un niño, todos plenamente integrados en la comunidad: "Todo esto es muy extraño, nunca han dado qué sospechar".

La tranquilidad habitual de la que hablaban los habitantes de Casas de Don Pedro, desapareció ayer. Volverá cuando se aclare lo ocurrido; mientras tanto, será tema de conversación en los corrillos y objeto de especulaciones de los vecinos.