ETA mató ayer por primera vez en Mallorca. Asesinó a dos jóvenes guardias civiles con una mochila bomba colocada bajo un todoterreno policial que los agentes iban a trasladar a un taller para una revisión rutinaria. Un terrorista esperó en los alrededores a que los guardias entraran al vehículo para accionar la bomba a distancia. Es el segundo atentado en 48 horas después de que otro comando hiciera explotar anteayer 400 kilos de amonitol frente a la casa cuartel de la Guardia Civil de Burgos sin causar más que heridos leves.

ETA cumple hoy 50 años de su fundación. El doble crimen de ayer, sin embargo, va mucho más allá de esa fecha. La bomba estalló a apenas ocho kilómetros del palacio de Marivent, donde mañana iniciará sus vacaciones el rey Juan Carlos, y en una zona muy turística, Palmanova (Calvià), a 500 metros de una playa abarrotada de turistas. El eco del asesinato fue más internacional que en otras ocasiones. El informativo de la BBC abrió con el atentado. El Ministerio del Interior cerró literalmente durante dos horas el tráfico aéreo y marítimo con la isla y congeló todo movimiento en el área del atentado, con turistas encerrados en los hoteles y órdenes de prohibido salir de casa.

GRAN REPERCUSION Las patrulleras salieron de inmediato a la mar, los helicópteros sobrevolaban la zona, los aviones ya en pista recibieron la orden de sus pender el despegue... La operación Jaula tuvo en Mallorca, por tratarse de una isla, una repercusión sin precedentes. El descubrimiento, después, de un segundo vehículo de la Guardia Civil esta vez con una bomba lapa abonó la tesis de que el atentado no es fruto de una acción a la brava, sino que ETA tenía un piso franco en Mallorca que le ha permitido preparar un elaborado ataque cuando en la zona llevan ya más de 10 días los agentes que preparan la llegada del Rey.

Los guardias civiles fallecidos son Carlos Sáenz de Tejada García, de 28 años, y Diego Salva Lezaun, de 27 años. El primero se había reincorporado al servicio recientemente tras salir del coma que le había ocasionado un accidente de tráfico. El segundo acababa de superar el periodo de prácticas en el cuerpo.

Eran las 13.50 horas. A las diez de la mañana, un brigada de la Guardia Civil había estacionado el Nissan Patrol frente a las dependencias municipales que el instituto armado ocupa de forma provisional hasta la construcción del que será el nuevo cuartel de Calvià. Los dos guardias civiles pertenecían al servicio de mantenimiento y empezaban su jornada a las dos de la tarde. Les encomendaron trasladar el todoterreno al garaje para una revisión. Iban de paisano.

La bomba fue abandonada bajo el todoterreno a partir de las 10 de la mañana. Y durante un tiempo un terrorista merodeó por la zona a la espera de que algún guardia subiera para accionar el dispositivo. Esa calle comunica un avispero de hoteles y no es descabellado que el etarra pasara desapercibido entre los turistas, a pesar de estar a pocos metros de un cuartelillo que, por su provisionalidad, carecía de cámaras de seguridad.

La explosión fue brutal pero muy diferente a las que ya nos tienen acostumbrados los etarras. El coche ni se movió del sitio. Saltó y regresó a su lugar y después ardió. Fue un explosivo sin metralla y con una onda expansiva vertical, de abajo a arriba, que originó un gran boquete en el techo y que provocó que la mitad superior del cuerpo del guardia que ocupaba el asiento del copiloto fuera despedida a lo alto de un árbol.

Llevar explosivos a una isla es una tarea compleja y arriesgada. La hipótesis del avión parece inverosímil. La del ferri, sujeto de igual modo a controles, también. Un barco de recreo con suficiente eslora como para viajar de la península a las islas es la teoría más consolidada.

Los puertos deportivos de Mallorca, en consecuencia, fueron objeto de especial atención. Pero los mandos de la lucha antiterrorista tuvieron que dirigir poco después de la explosión su mirada hacia otro coche de la Guardia Civil, estacionado en la calle junto al viejo cuartel abandonado de Palmanova, que llevaba adosada en los bajos una bomba lapa. Se trataba de un vehículo en desuso. Los artificieros del Tedax optaron por realizar una explosión controlada. Fue a las 19.30 horas.

CONDENA EN EXTREMADURA

La Junta de Extremadura, en nombre del pueblo extremeño, ha condenado "el cruel atentado" que la banda terrorista perpetró en Mallorca.

En un comunicado, la Administración regional expresa sus condolencias a las familias de los fallecidos, además de solidarizarse con la Guardia Civil. También el presidente del PP de Extremadura, José Antonio Monago, envió su pésame a las familias de los guardias civiles asesinados además de expresar su condena por el "cobarde atentado", mientras que la Federación de Municipios y Provincias de Extremadura (Fempex) ha convocado una manifestación hoy de repulsa en Mérida.