Extremadura ha perdido desde 1987 más de 50.000 hectáreas de suelo forestal --tres veces la superficie del Parque de Monfragüe--, un terreno que se ha dedicado a la construcción de nuevos embalses, al aumento de las zonas urbanas y a la extensión de las zonas agrícolas.

Esta es la principal conclusión que se desprende de un informe elaborado por el Observatorio de la Sostenibilidad en España, una entidad creada por el Ministerio de Medio Ambiente, la Fundación Biodiversidad y la Fundación General de la Universidad de Alcalá. Para elaborar este estudio --Cambios de ocupación del suelo en España: Implicaciones para la sostenibilidad -- el Observatorio ha utilizado los datos aportados por la fotointerpretación de los satélites Landsat y Spot, todo ello dentro del proyeto Corine Land Cover. El objetivo, analizar los cambios en el uso del suelo entre 1987 y el año 2000 --último ejercicio disponible-- y sus posibles repercusiones, sumado a otras variables, en el entorno.

Evolución en Extremadura desde 1987

El análisis del Observatorio de Sostenibilidad en España destaca que la evolución en el uso del suelo en Extremadura entre 1987 y el año 2000 "presenta un patrón propio que se diferencia claramente del resto de comunidades autónomas".

Esto se debe, especialmente, al papel relevante que tiene el sector agrario en la comunidad. Según las imágenes de los satélites, la región ha perdido desde 1987 52.148 hectáreas de superficie forestal, lo que se ha compensado con un incremento de superficies artificiales (7.170,5 hectáreas), zonas agrícolas (27.668,7) y nuevas superficies de agua (17.309,1).

A la hora de analizar los cambios experimentados por la comunidad en este periodo, señala el informe, es necesario prestarle especial atención a todo lo ocurrido en el sector agrario, "motor de buena parte de los cambios" en el uso del suelo registrados desde 1987. Aún así, también hay que analizar los cambios urbanos.

Las superficies artificiales crecen un 30%

Las denominadas superficies artificiales han aumentado en 7.170,5 hectáreas desde 1987, "lo cual representa una proporción importante respecto a 1987". Concretamente el incremento en este periodo ha sido del 30,7%, a pesar lo cual apenas representan el 0,7% de la superficie extremeña, lo que sitúa a la región como una de las comunidades con menos suelo artificial.

En este epígrafe se incluyen las zonas urbanas, industriales y comerciales, el aeropuerto, las carreteras, las zonas de extracción minera y las instalaciones deportivas y de ocio.

En total se trata de 30.477 hectáreas, de las cuales dos tercios corresponden a las zonas urbanas. El estudio resalta como "hechos destacables" en estos 14 años el "notable crecimiento de las autovías" y la tendencia de crecimiento "de la estructura urbana laxa", lo que apunta a una apuesta por "el nuevo modelo de ciudad dispersa".

La mitad del territorio, para tareas agrícolas

Las superficies agrícolas, con una extensión de más de 2,3 millones de hectáreas, representan el 55,5% del territorio extremeño. Aún así, entre 1987 y el 2000 el sector agrario siguió ganando terreno, concretamente 27.669 hectáreas.

El informe destaca que en este periodo los cambios indican "una pérdida de peso de las tierras de labor de secano a favor de las dehesas y cultivos de regadío, incluídos los arrozales".

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