Alfonso Perianes señaló que Extremadura exporta el 80% de la energía que genera, ya que su producción es de 19.400 gigavatios-hora al año, y su consumo de menos de 4.000.

Esta exportación no genera beneficios. Ni los extremeños tienen tarifas más bajas, pese a que los costes del transporte de electricidad son menores, ni las centrales nuclear o hidráulicas dan empleo en términos significativos.

Para colmo, ser productores ni siquiera garantiza un suministro eficiente en términos de calidad, ya que este parámetro se sitúa en la región por debajo de la media nacional. Mientras, los efectos medioambientales de estas dos fuentes energéticas sí repercuten de pleno en la región.

La potencia instalada en la región está acaparada por Almaraz y las centrales hidráulicas, con, respectivamente, 1.870 y 2.200 megavatios. Muy lejos estarían la biomasa, con 1.300 kilovatios, y la solar fotovoltáica, con 440 kilovatios.

De entre las renovables, Extremadura ha renunciado al uso de la generada por las basuras, ya que produce contaminación por dioxinas y los vertederos no son, hoy por hoy, un problema.